A continuación me permito reproducir la columna:
México enfrenta una transición
demográfica acelerada que, combinada con una baja educación y salud financiera
de la población, está configurando una auténtica bomba de tiempo social.
Los datos oficiales del INEGI
sobre inclusión y salud financieras, así como las proyecciones poblacionales,
demuestran que, como sociedad y Estado, estamos fallando en la preparación para
el gran reto del envejecimiento.
El primer campanazo es
ineludible: la población de 60 años o más crece a un ritmo de más de medio
millón de personas cada año. Esta tendencia es tan marcada que, para el año
2030, se proyecta que el número de adultos mayores superará al de jóvenes en el
país. El bono demográfico se agota, pero el colchón financiero para amortiguar
este cambio está prácticamente ausente.
Las encuestas nacionales
de Inclusión Financiera (ENIF) y de Salud Financiera (ENSAFI) del INEGI —en las
que reparé, gracias a la recomendación del financiero José Antonio Ezquerra—
arrojan cifras que evidencian esta falta de previsión. El mexicano promedio no
sólo está mal preparado, sino que vive con la ilusión de que el gobierno
resolverá su futuro.
En apenas tres años, el
porcentaje de mexicanos que piensa solventar sus gastos en la vejez con
subsidios se disparó de 57.2 a 68.2 por ciento (entre 2021 y 2024). A esto se
suma que un alarmante 43.8% espera cubrirlos con dinero de familiares.
La falta de preparación
individual se refleja en la escasa penetración de instrumentos de previsión.
Aunque se observa un ligero aumento en el tiempo, sólo 63% de la población de 18
a 70 años cuenta con una cuenta de ahorro formal. La situación del crédito es
igualmente precaria: únicamente 37.3% tiene algún tipo de crédito. De este
grupo, la mayoría (22.6%) utiliza una tarjeta departamental, que representa el
crédito más caro y menos productivo del mercado, mientras que sólo 5.6% tiene
acceso a un crédito de vivienda, la forma de deuda más barata que además genera
un activo patrimonial.
El panorama se oscurece
al mirar los mecanismos de protección: sólo 22.9% de los mexicanos tiene algún
tipo de seguro, y de éstos, una minoría (apenas 7.5%) cuenta con un seguro de
gastos médicos, esencial para enfrentar los riesgos de salud en la vejez.
Respecto al ahorro para el retiro, apenas 42.2% de los mexicanos cuenta con una
afore, pero el compromiso para robustecerla es casi nulo: en 2024, únicamente
8.6% de los afiliados realizó una aportación voluntaria.
Todos estos datos
convergen en la cruda realidad de una población que vive al día y con un
profundo estrés financiero. A 45.9% de los mexicanos de 18 años y más nunca o
casi nunca le sobra dinero a final de mes. La fragilidad es palpable: 45.4%
tiene preocupación de tener que gastar en imprevistos, una cifra que ilustra el
alto nivel de ansiedad financiera. Los efectos son profundos: 48.4% de los
mexicanos están muy preocupados por la acumulación de deudas, y esta angustia
se traduce en estrés financiero, que se refleja con afectaciones fisiológicas o
psicológicas. La consecuencia directa es que 34.6% de los mexicanos carece de
la capacidad de hacer frente a un gasto o imprevisto importante.
Lo más preocupante es el
pesimismo sobre la propia capacidad. Sólo cuatro de cada 10 mexicanos tienen
confianza en sus habilidades para administrar su dinero día a día, y apenas uno
de cada cuatro para planificar su futuro financiero. Los datos de INEGI revelan
que más de la mitad de los mexicanos (52.7%) siente que sus ahorros son
insuficientes.
Los datos de la ENIF y la
ENSAFI son un llamado de atención urgente. Revelan que un alto porcentaje de
mexicanos de entre 18 y 70 años no se está preparando, ni tiene las
herramientas ni la resiliencia para enfrentar su futuro. Es indispensable que
el gobierno deje de fomentar un asistencialismo que genera dependencia y, en su
lugar, implemente una política de educación financiera agresiva que fomente el
ahorro formal, el uso inteligente del crédito, la previsión en salud y la
responsabilidad individual ante el retiro, antes de que esta bomba demográfica
y financiera estalle.
Pascal Beltrán del Río,
Bitácora del director: Bomba de tiempo social y espejismo del bienestar. Excelsior,
29 de octubre de 2025.
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