Actualmente es muy común escuchar y leer acerca del vino; todo el mundo en la ciudad asiste a charlas, catas y degustaciones. Se mencionan vinos mexicanos, australianos o sudafricanos, productores nacionales prestigiosos como L.A. Cetto o propuestas artesanales de alta calidad como Bibayoff o Pasini; también se habla de productores o distribuidores extranjeros; la gente se pelea los boletos para asistir a eventos magnos como la Catatwitter o Sed de México… Medio mundo publica sus impresiones en su blog, en facebook, en youtube o en twitter. Pareciera que todos tienen algo que decir al respecto.
Pero entre tanta información, en especial la que hay en Internet, uno se pierde…
Yo también le he entrado al relajo. Andando en estos trotes, me ha tocado conocer a gente que se toma MUY en serio una cata: sacan su libro de notas y su teléfono inteligente y luego de tomar muchas fotos a la botella, a la copa, al vino, al sommelier, a los asistentes, se enfrascan en descripciones sensoriales bajo una metodología – un ritual- y una serie de pasos que les permiten identificar hasta el más leve, sutil aroma en un trago de vino. Se trata, dice una sommelier famosa de “percibir, identificar y apreciar el vino de tal forma que con la información recopilada se haga un análisis organoléptico detallado”. ¡Vaya!
Yo no llego a tanto, la verdad. Para mí el vino no deja de ser un placer. Mis motivos de cata, lo confieso, son puramente hedonistas.
Pero entre tanta información, en especial la que hay en Internet, uno se pierde…
Yo también le he entrado al relajo. Andando en estos trotes, me ha tocado conocer a gente que se toma MUY en serio una cata: sacan su libro de notas y su teléfono inteligente y luego de tomar muchas fotos a la botella, a la copa, al vino, al sommelier, a los asistentes, se enfrascan en descripciones sensoriales bajo una metodología – un ritual- y una serie de pasos que les permiten identificar hasta el más leve, sutil aroma en un trago de vino. Se trata, dice una sommelier famosa de “percibir, identificar y apreciar el vino de tal forma que con la información recopilada se haga un análisis organoléptico detallado”. ¡Vaya!
Yo no llego a tanto, la verdad. Para mí el vino no deja de ser un placer. Mis motivos de cata, lo confieso, son puramente hedonistas.
Tal actitud no me sacará de la categoría de "aficionado", lo sé. Pero ahí estoy bien.
¡Salud!
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