26 de agosto de 2025

Los peligros de fiarse de la IA

 



Hoy se dio en X-Twitter una de sus clásicas discusiones bizantinas en la que la gente se dio hasta con la cubeta; esta vez por una información “verificada” por Grok, su IA. El pleito, además de mostrar los peligros que implica depositar ciegamente la confianza en una IA, cosa que hizo la mayoría, también demuestra cómo la gente fanática y/o ignorante puede manipular la información para generar conflicto y llevar el agua a su molino.

Todo comenzó con el tweet de @kritikafull mostrando una fotografía de una familia muy pobre bajo el periodo franquista. De inmediato, los seguidores de la cuenta pusieron en duda la veracidad de la imagen (¿en tiempos de Franco había pobres tan pobres?) y le pidieron a Grok que verificara la información (esta práctica perniciosa es ya muy común en X-Twitter). La IA dijo que dicha imagen era del fotógrafo W. Evans tomada en 1936 de una familia de Alabama, EEUU. O sea, nada qué ver. Por supuesto, enseguida llovieron las descalificaciones y los insultos; el “funeo”, pues.

Pero una twittera curiosa, @ropamuig37, se permitió hacer la búsqueda de la imagen en Google, así de fácil. Con su ayuda encontró la foto en el archivo fotográfico de la Universidad de Málaga, con fecha de 1952 y de la autoría del Estudio Arenas de Málaga. O sea que Grok se equivocaba en su respuesta

También buscó la foto de Evans. Al notar que no se trataba de la misma imagen, esta persona se dio a la tarea de compararlas directamente en Grok para señalarle su error, a lo que la IA respondió que se trataba de la misma imagen (jolines!!). Al cabo de 2 horas, Grok volvió a contestar porque alguien estaba troleando el hilo de verificación de la foto. Es hasta ese momento que la IA reconoció que no son la misma foto, pero siguió atribuyendo la autoría de manera errónea a W. Evans y diciendo que se tomó en Cáceres. Por supuesto, fue hasta ese momento que los lectores le bajaron al funeo y felicitaron a la twittera por su esclarecimiento (más jolines!!).

¿Es un error en la respuesta de la IA? ¡Evidentemente! Es lo que se conoce como “una alucinación”: contenido verosímil, pero falso, inventado para dar una respuesta (porque tiene que dar una forzosamente) y solo detectable si se le hace un análisis crítico y se confronta con otras fuentes. Esto es lo que en principio debería de hacer todo aquel que hace una consulta en este tipo de herramienta. ¡¡Verificar, verificar, verificar!!

¿Es un sesgo de Grok? ¡Claro! Al menos son dos: de confirmación (favoreciendo cierta información) y de estereotipado (reforzando estereotipos culturales: los pobres, si son rubios, solo pueden ser gringos). Es en toda regla una discriminación intencionada de la IA.

¿Hubo quién se dio cuenta? Prácticamente no.

Y a lo largo de la querella ¿hubo personas que acudieron a las fuentes de las imágenes para validar la información? Apenas una que otra.

Que la gente tome una respuesta de una IA como documento probatorio de algo que no ha verificado por su cuenta nos dice mucho de sus hábitos de consumo de información, de su pereza y de sus habilidades de pensamiento de orden superior.

Ahora imaginen que esto no ocurre en una red social, sino en un salón de clase como consecuencia de una actividad de aprendizaje. ¡La que se arma! De hecho, la que ya se ha armado, porque la cosa sí que ha sucedido en el aula. Me consta.

Es lo que los profesores podemos vivir (padecer) ahora en una clase si desde un principio no se toman acciones de diseño instruccional conducentes al uso responsable de la IA y a su aprovechamiento adecuado, en especial de las herramientas generativas, que por cierto, ya hacen de todo, no solo redacción:

- Usar la IA como punto de partida para generar habilidades de fundamentación y análisis crítico, usando fuentes válidas y confiables de información para enriquecer el trabajo intelectual de los alumnos.

- Promover el uso de la IA para crear escenarios situados que necesiten el diseño de una solución (problema, prototipo, producto, programa) que pueda confrontarse a especificaciones técnicas o disciplinares.

- Promover debates generando las preguntas y argumentaciones iniciales con IA para después discutir esas respuestas fundamentando en conceptos teóricos o referencias a autores.

- Presentar una situación problemática para que resuelvan los alumnos, luego pedirle a la IA una alternativa de solución, posteriormente se confrontan las respuestas y se ensambla la mejor solución con ambos elementos.

No podemos dejar de usar la IA en una clase si queremos estar en el mundo TIC de hoy día (aunque algunos colegas de Humanidades se sigan negando rotundamente); y por cierto, que si no lo hacemos con los alumnos, ellos lo harán sin los profesores y ahí la cosa se va a poner peor. La IA llegó para quedarse y transformar el mundo y nuestras vidas, nos guste o no. Pero hay que usarla con estrategia y en todo momento, en todo, promover el uso crítico de la información generada para formarse una opinión, tomar una decisión y desarrollar un pensamiento autónomo. Algo que, como ya se vio, aparece poco por las redes sociales.


20 de agosto de 2025

Diseño instruccional con Educación Imaginativa


Las diferencias que observamos en la imaginación de las personas se explican suficientemente por las diferencias en las herramientas intelectuales que utilizan.  
- Kieran Egan


Cuando un docente considera desarrollar un nuevo curso o nuevas adaptaciones, materiales o métodos de enseñanza a uno que ya ha impartido, se involucra en una fascinante tarea creativa conocida como diseño instruccional. El diseño instruccional es un proceso pedagógico para desarrollar, impartir y evaluar los materiales y las prácticas docentes que permiten a los estudiantes aprender. Son las secuencias que facilitan el aprendizaje al crear los contenidos, las actividades, los recursos de apoyo y las evaluaciones que permiten alcanzar los objetivos de aprendizaje, considerando el contexto de la disciplina a estudiar y las características y necesidades de los estudiantes.

Los modelos que han guiado el diseño instruccional dependen de las teorías del aprendizaje en las que se basan. Desde la década de 1990 del siglo XX, ha predominado la visión constructivista. En este enfoque el conocimiento lo construyen los estudiantes cuando intentan dar sentido a sus experiencias, lo que convierte el aprendizaje en una interpretación personal del mundo. Desde esta perspectiva, el diseño instruccional implica que el estudiante es quien alcanza sus objetivos educativos luego de pasar por un proceso cognitivo en el que desarrolla tareas y actividades que integran nuevos conocimientos.

Dentro de estos modelos constructivistas, existe uno que se ha utilizado durante varios años porque proporciona una estructura lógica y sencilla de los elementos que todo diseño instruccional debe tener y que permite la generación de una amplia variedad de interacciones instruccionales, sirviendo incluso de base para otros modelos más elaborados y posteriores: el modelo ADDIE. Su nombre es el acrónimo de las cinco fases que lo componen: Análisis, etapa inicial que examina al alumnado, los contenidos temáticos, el entorno y las necesidades formativas. Diseño, se propone el enfoque pedagógico y la forma de secuenciar y organizar los contenidos. Desarrollo, etapa de producción de materiales de aprendizaje. Implementación, etapa de ejecución de las prácticas de aprendizaje por parte del alumnado. Y, finalmente, Evaluación, fase que valora el aprendizaje y el éxito del diseño instruccional. Este proceso requiere que el docente cuente con la preparación pedagógica y metodológica necesaria para la adquisición de las habilidades necesarias para diseñar la instrucción e incorporar nuevas perspectivas pedagógicas que contribuyan a interesar al alumnado, faciliten el aprendizaje y lo hagan más permanente y significativo. Entre estas pedagogías, la Educación Imaginativa de Kieran Egan nos brinda una perspectiva diferente y muy completa para abordar la comprensión del alumnado desde diversos niveles. Niveles a los que los métodos académicos universitarios rara vez se orientan y donde la imaginación es el motor que alimenta los estímulos mentales del alumnado, vinculando el conocimiento con las emociones.

La Educación Imaginativa es un enfoque educativo propuesto por Kieran Egan en 1992 que conecta las emociones, la imaginación y el intelecto tanto de los alumnos como de los maestros. Este enfoque se fundamenta en dos principios: el primero, son las herramientas cognitivas que forman parte de la comprensión del ser humano; y el segundo, lo constituyen algunas ideas de Vigotsky, quien sostiene que la imaginación es la base de toda actividad intelectual creadora y puede manifestarse por igual en cualquier aspecto de la vida, posibilitando creaciones artísticas, científicas y técnicas. Vigotsky considera que lo que nos rodea y ha sido creado por el ser humano (principalmente en la cultura) es producto de la imaginación.

Existen cinco niveles de comprensión de la realidad que determinan el desarrollo de la capacidad imaginativa/cognitiva del individuo a medida que es educado, como se observa en la siguiente figura:



Imagen: Carolina López-Larios


La comprensión somática es una etapa prelingüística que se asocia al aprendizaje con el cuerpo y los sentidos (sonidos, gestos, risa); la comprensión mítica se desarrolla en torno a acciones conectadas con el lenguaje oral (historias, fantasías, metáforas); la comprensión romántica llega con la alfabetización y el advenimiento de una separación epistemológica más clara entre el sujeto pensante y el mundo que explora (la realidad y sus límites, heroismo, asombro); la comprensión filosófica se expresa en el uso teórico del lenguaje para dar sentido al mundo a través de ideas, teorías y esquematización (procesos y métodos, búsqueda de la verdad); la comprensión irónica vincula el uso reflexivo del lenguaje y las ideas para modelar un pensamiento flexible, plural, sensible a las contradicciones. A mayor educación, la persona dispone de mayor número de herramientas cognitivas de la imaginación, de complejidad creciente, para aprender y comprender su entorno; por lo tanto un adulto tendrá más imaginación que un niño.

El modelo de diseño instruccional propuesto por Egan, al que denomina “marco de planificación imaginativa”, se inspira en cierta medida en la secuencia ADDIE, con especial énfasis en el uso de herramientas cognitivas en la etapa de diseño que permiten encontrar imágenes para plasmar los temas y crear la imaginación y las actividades de colaboración que permiten construir el aprendizaje. Se trata de una guía que pretende apoyar el trabajo del docente mientras se acostumbra a aplicar las diferentes herramientas en función del nivel educativo, la disciplina, las necesidades formativas y el tipo de alumnado, entre otros. Sin embargo, con el tiempo y a medida que el docente desarrolla su propia imaginación, el proceso se vuelve más natural y se tiende a seguir menos plantillas orientadoras: la teoría forma la práctica y la práctica informa a la teoría en una simbiosis de comprensión mutua que desata grandes posibilidades.

Por lo tanto, el marco de planificación imaginativa no debe considerarse un patrón de implementación rígido, sino más bien un recordatorio de lo que se puede incorporar para la planificación y el desarrollo de materiales y tareas de aprendizaje, con base en la comprensión imaginativa que se desea desarrollar. Un diseño instruccional que incluya tantas herramientas cognitivas como sea posible será más rico en experiencias y de mayor valor educativo.

Las herramientas cognitivas de la teoría de la Educación Imaginativa resultan especialmente valiosas para estudiantes universitarios cuyas prácticas tecnológicas los han distanciado de las sensaciones, los gestos, la música, las historias e incluso la naturaleza. 

Replantear las actividades didácticas del aula universitaria en el contexto de la Educación Imaginativa, utilizando las herramientas cognitivas que Egan enumeró para cada nivel de comprensión, resulta en actitudes de curiosidad, un incremento en la creatividad de los entregables, una mejora en la motivación, la participación y el compromiso con la clase. La comprensión de los estudiantes de los temas de clase mejora. Pasan de una recepción pasiva del contenido a una comprensión activa y, por lo tanto, a un mayor rendimiento en clase. Encuentran los cursos más entretenidos y únicos, y muestran una mentalidad más abierta cuando se les dice que con estas actividades están aplicando herramientas cognitivas que poseen, pero a las que no están acostumbrados. 

Este enfoque tiene un impacto muy positivo en el enganche académico de los estudiantes universitarios, así como en sus aprendizajes, y resulta en un enfoque innovador para este nivel educativo.


Algunas referencias
  • Vargas-Mendoza, L., Ruiz-Rodarte, R., Tena-Jiménez, V., & Sandoval-Palafox, F. J. (2023). Uso de herramientas de la Educación Imaginativa para mejorar el enganche en el aula universitaria. Estudios pedagógicos (Valdivia), 49(3), 349-369.
  • Allen, W. C. (2006). Overview and evolution of the ADDIE training system. Advances in developing human resources, 8(4), 430-441.
  • Grimaldo, A., Judson, G, Boullosa, P. & Acuña, S. (2017). Educación Imaginativa: Una aproximación a Kieran Egan. Editorial Morata.
  • Egan, K. (1992). La imaginación en la enseñanza y el aprendizaje. Amorrortu Editores.



14 de agosto de 2025

Niveles de inventiva

 



La mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas.
Frase atribuida a Linus Pauling, por unos, y a Pablo Picasso, por otros.





La inventiva es como un músculo que requiere entrenarse de manera regular para poder rendir buenos frutos, volverse más fuerte (inspiradora) y alcanzar un mejor rendimiento.

Terninko et al. (1998) plasmaron este esfuerzo en 5 niveles de inventiva que describen los requerimientos de complejidad mental y técnica para dar solución a un problema de ingeniería. Estos niveles están asociados a un grado de creatividad necesario y a su alcance innovador.

En el Nivel 1 se resuelven problemas rutinarios empleando métodos estandarizados ya conocidos; necesita pocos intentos para hallar una solución plausible, por tanto, no hay necesidad real de inventar sino de aplicar y los requerimientos de creatividad asociada son pocos o apenas emergentes.

En el Nivel 2 se introducen mejoras menores a un sistema existente utilizando métodos conocidos de la industria; la necesidad de invención es baja y su creatividad asociada es reproductiva, es decir, que reproduce lo que ya existe para aplicarlo en lo que requiere. Aun así, se requiere un promedio de 100 intentos para dar con la solución adecuada.

En el Nivel 3 se implantan mejoras fundamentales (mayores), aplicando recursos de inventiva que no son comunes en la industria. Su creatividad asociada es generadora de ideas alejadas de lo evidente, con detalles adicionales de forma y función que enriquecen el concepto. Uno de cada 1000 conceptos alcanza esta categoría. 

En el Nivel 4 se crean productos básicamente nuevos que requieren un alto grado de inventiva para la aplicación de conceptos tecnológicos y científicos; lleva asociada una creatividad altamente fecunda en ideas originales que no existen en su ámbito. Solo el 4% de las ideas imaginadas alcanza esta categoría.

En el Nivel 5 se ubican los conceptos destacados que crean lo no creado todavía aplicando de manera inusual conocimientos y técnicas o bien generando los que necesita. Aquí la necesidad de inventiva es la más alta y su creatividad asociada desafía los modelos establecidos, generando algo nuevo y diferente que sienta el precedente de cómo hacer las cosas. Su innovación es tan radical que solo el 1% de las ideas (y un millón de ntentos) alcanza esta categoría.


Terninko, J., Zusman, A., & Zlotin, B. (1998). Systematic innovation: an introduction to TRIZ (Theory of Inventive Problem Solving). CRC press.


12 de agosto de 2025

Para impulsar el potencial creativo

 


La creatividad es la capacidad de desarrollar nuevas ideas y resolver problemas. Muchos investigadores la consideran un proceso mental que produce conceptos nuevos y útiles a nivel individual, laboral o social. Su creciente aceptación en todos los ámbitos profesionales ha dado lugar a diversas teorías con diferentes modelos operativos, lo que la convierte en un concepto complejo y difícil de definir. Metodológicamente, la creatividad puede abarcar tres perspectivas: una producción original, un pensamiento divergente o un rasgo de personalidad. La primera implica generar algo novedoso y apropiado para la tarea prevista. El pensamiento divergente es la capacidad de organizar procesos mentales indirectamente y utilizar estrategias poco convencionales. La perspectiva del rasgo de personalidad postula que la creatividad es un elemento que todos poseemos, pero algunos la tenemos más desarrollada que otros.

La evaluación de la creatividad analiza cuatro enfoques principales: procesos, productos, personas y entornos. La evaluación de los procesos creativos se basa en pruebas psicométricas de pensamiento divergente, como las de Torrance o de Artola. La evaluación de la manifestación física de la creatividad a través de productos puede implicar el uso de cuestionarios de inventario creativo como el de Taylor. Jueces y expertos también evalúan y deciden si el producto cumple con las características originales necesarias.

La evaluación de la persona creativa es quizás la dimensión más ampliamente medida, empleando la mayor variedad de instrumentos, incluyendo escalas de personalidad, inventarios de experiencias, estilos creativos o pruebas de razonamiento. La prueba Creatrix es un ejemplo de esto último; integra dimensiones creativas cognitivas y motivacionales. Este tipo de evaluación asume como principio fundamental que no todas las personas son igualmente creativas, pero esta perspectiva no se considera socialmente aceptable en los últimos tiempos. Estas dos perspectivas se concilian aduciendo que todos somos “algo” creativos y, con el apoyo adecuado, podemos llegar a ser altamente creativos.

El entorno puede favorecer o perjudicar la creatividad según las variables situacionales. Esto es especialmente importante en ingeniería, ya que los estudios indican que pueden darse diferentes clasificaciones de creatividad al aplicar diferentes entornos y métricas al mismo problema de diseño.

En consecuencia, las pruebas utilizadas en la investigación de la creatividad deben entenderse como una medida del potencial (la probabilidad) de ser creativo, considerando que el logro creativo depende de factores adicionales no medibles por las pruebas, como el entorno, las habilidades técnicas, el conocimiento de un área, la independencia, las actitudes, la salud o la oportunidad, entre otros.

La creatividad es una competencia crucial para los ingenieros; sin embargo, es ampliamente reconocido que los estudiantes de ingeniería tienen dificultades para desarrollarla porque se centran en problemas con respuestas específicas. Los investigadores han intentado identificar las barreras en el proceso de aprendizaje examinando diversas técnicas para estimular la creatividad de los estudiantes. Otro estudio evaluó cómo profesores y estudiantes percibían la creatividad, concluyendo que los ingenieros se inclinan fuertemente por los métodos bien establecidos y las soluciones más efectivas porque la precisión y la atención al detalle son esenciales en el campo. Las estrategias elegidas son necesarias para promover la creatividad, distinguiendo dos enfoques para potenciarla: el primero implica ofrecer cursos sobre el tema, mientras que el otro busca modificar los métodos de enseñanza para fomentar el pensamiento creativo en el aula, empleando un entorno de aprendizaje creativo y la resolución de problemas como medio de aprendizaje. Una de las necesidades más importantes en la pedagogía de la ingeniería es la creación de evaluaciones que inspiren a los estudiantes a desarrollar sus habilidades creativas y a ser más conscientes de su proceso creativo. Además, los educadores deben abordar las barreras a la creatividad, como el miedo a lo desconocido, la mentoría difícil y las medidas para desarrollar las habilidades creativas en los estudiantes.

La importancia de la creatividad en ingeniería es fundamental, ya que los ingenieros son agentes de cambio y creación; su creatividad es crucial para desarrollar los conocimientos y las habilidades necesarios. La creatividad es uno de los objetivos que los ingenieros deben alcanzar, según la Accreditation Board for Engineering and Technology (ABET). Diversas herramientas de pensamiento pueden proporcionar una estructura metodológica innovadora y desarrollar la fluidez, flexibilidad y originalidad que requiere la resolución de problemas de ingeniería, como la lluvia de ideas, los mapas mentales, las analogías, el análisis morfológico, TRIZ, ASIT o USIT. El uso del aprendizaje basado en problemas (PBL) o de proyectos de diseño (POL) es la forma “natural” en que los estudiantes se forman para su profesión, desarrollando habilidades intelectuales y organizativas que les permiten concebir simultáneamente soluciones originales y útiles que promueven la creatividad funcional y pragmática. SCAMPER es un método innovador inspirado en la metodología de lluvia de ideas. Esta técnica es muy efectiva para fomentar el pensamiento lateral al generar ideas que optimizan la solución de un problema, ya sea un producto, un servicio o un proceso.

 

4 de agosto de 2025

Contextos de habla del español

 

Qué difícil es hablar el español,
porque todo lo que dices tiene otra definición.
Qué difícil entender el español,
si lo aprendes, no te muevas de región.
Canción “Qué difícil es hablar el español”,
de Juan Andrés y Nicolás Ospina, 2014.

 

Hace unos días le platicaba a mi librero de cabecera el incidente lingüístico que tuve con la colega que habla en dialecto incluyente. Me asombraba yo de esas frases incomprensibles integradas por sustantivos y adjetivos que los hablantes (y sobre todo las hablantes) vuelven “neutros” para no herir la susceptibilidad a flor de piel de algunas personas, lo que hace que para un lego aquello suene como un mensaje de Hermes Trismegisto: oscuro, enigmático e impenetrable.

Viendo mi preocupación, este señor me sugirió la lectura del libro «Manual del español incorrecto», del escritor mexicano Adrián Chávez (2024), un joven lingüista de mucho éxito en las redes sociales. He de confesar que su lectura sí que me hizo sensible a nuevas perspectivas.


Se trata de un libro de divulgación breve, divertido, que examina algunos de los mitos de la incorrección lingüística del español, sobre todo el oral, desde varias perspectivas: normativa, geográfica, cultural, estética y de poder. A través de sus ejemplos muestra con argumentos apoyados en investigaciones filológicas que no existe eso del “español incorrecto” y si, en cambio, muchos españoles en una amplia variedad de contextos socio-culturales que son tan válidos y eficientes para comunicar como la versión normativa que defienden las academias de la lengua. El paradigma que busca cambiar es la idea de que solo hay una forma correcta de hablar y escribir el español, confundiendo la lengua normada (asumida como superior) con la lengua en su totalidad, la cual abarca en realidad todas sus manifestaciones, no solo la considerada estándar, sino también las variantes geográficas y socio-culturales.

Eso fue un gancho al hígado a mi paradigma de la unicidad del español bien hablado y escrito, inculcado y machacado desde la primaria por todos los profesores que me han dado alguna clase de español (en ese entonces, de “lengua nacional”), por una abuela muy purista y luego por todo docente al que tuve que escribirle una tarea. Para cuando llegué a la carrera se había cumplido la meta de tener un español obediente de las normas del bien decir/escribir en el contexto académico. A medio camino, el paso por el Liceo Franco Mexicano me trajo las mismas exigencias e intransigencias de los profesores que me enseñaron a tener un francés “depurado”, comme il faut ! O sea que me tocó doble ración de la misma sopa normativa, solo que con distinto sazón. 

De esta lectura salen varias cosas interesantes: primero, que las lenguas cambian en el tiempo (más de lo que quisieran los señores de la RAE), a veces con mucha rapidez, y que de esos cambios brotan variantes naturales; que la lengua sigue su propio curso y en él ni todo está bien ni todo está mal, sino que hay diferencias y usos alternativos a una propuesta estándar que no tiene por qué ser ni única ni la mejor; el reconocimiento de las variantes lingüísticas y de la necesidad de adaptarse cuando se usan en sus ámbitos propios (como cuando mi colega solo habla dialecto incluyente).

Es pues un libro de y para nuestro tiempo, que defiende el reconocimiento a la otredad lingüística frente al normativismo académico; una defensa de la diferencia que vemos ocurrir en las demás esferas de la sociedad contemporánea. Ser diferente y alternativo es lo de hoy.

No obstante lo bueno que resulta este libro en su defensa de la alteridad idiomática, me queda la impresión de que su autor solo se preocupa por los lenguajes alternativos, sobre todo los del ámbito informal, aptos para la oralidad o las redes sociales, pero que deja de lado los contextos formales del idioma. Ese aspecto parece que ha perdido relevancia en tiempos recientes, y también, por supuesto, en el de la comunicación académica: en la calidad de las tareas y los proyectos escritos que entregan los alumnos universitarios. En ingeniería se requiere leer y escribir textos complejos que también tienen su protocolo lingüístico. En el mundo laboral los gerentes y directores de empresas esperan una habilidad de comunicación eficiente, precisa y especializada. Necesitamos preparar a nuestros alumnos también para ello. Y no me refiero solo a los profesores que enseñan español, sino a todos los que les toca solicitar tareas, presentaciones o proyectos en donde tienen la necesidad de impulsar el habla y la escritura formales (suponiendo, claro, que les interesa cuidarlo y que tienen la habilidad para hacerlo, porque, ¡ay!, entre algunos docentes se dan casos de manejo lingüístico iguales o peores que el de sus alumnos).

Conocí de primera mano el estudio que realizó la investigadora educativa Patricia Caratozzolo en 2019 sobre la riqueza léxica de estudiantes de ingeniería. Para sorpresa de muchos (menos de ella) se encontró que el vocabulario de los jóvenes se va reduciendo en su vida universitaria, posiblemente a menos de 800 palabras. Para tener una idea comparativa, Aurelia Vargas, investigadora filológica de la UNAM, reportó en una investigación de 2011 que un estudiante de educación media tiene un vocabulario que oscila entre 300 y 1500 palabras. Esto parece indicar que una vez que sale de la secundaria, el estudiante no necesariamente mejora su léxico y sí, en cambio, lo pierde. ¿Por qué? Entre otras cosas, Caratozzolo lo relaciona con la predominancia del habla informal, simplificada y hasta dialectal que se maneja entre los jóvenes en general y en Internet en particular, que profundiza la brecha con las estructuras verbales más ordenadas (complicadas) como las de una tarea, un reporte de un proyecto, una conversación con adultos o la lectura de un texto especializado (de su disciplina o de literatura). Yo le agregaría que tampoco hay ya muchos profesores universitarios que cuiden esto porque no lo sienten parte de su responsabilidad académica.

En cierta ocasión, un grupo de alumnos de una clase de diseño mecánico hacían la presentación final de su proyecto de un elevador de cangilones para la empresa que se los había encomendado (internacional y líder en el ramo). Estábamos presentes los profesores que tutoreamos el trabajo y dos representantes de la compañía que iban a calificar la propuesta, uno de los cuales era el gerente de producción. Para cuando llegó el momento de hablar de “las necesidades de diseño” del elevador, al estudiante que le tocó esta parte se le hizo fácil enumerarlas con el encabezado que se muestra a continuación:


Como era de esperar, todos nos asombramos de esa imagen y tanto el gerente como yo le señalamos al alumno lo poco apropiado que era su meme en una presentación formal de ingeniería. La sesión siguió su curso, pero el tono de informalidad en lo escrito y lo hablado fue la norma en ese equipo. Cuando llegó el momento de la evaluación que, repito, solo hacían los socios formadores, el gerente no quiso pasar por alto ni el estilo ni la ocurrencia y asignó la mínima calificación aprobatoria, considerando como atenuante para no reprobarlos que el diseño mecánico era apropiado y funcional. Un buen diseño mecánico se devaluó por una mala manera de presentarlo. Cuando los alumnos se enteraron de su nota, echaban espuma por la boca y usaban reproches más o menos parecidos a los que emplea Chávez para defender su derecho a la alternancia lingüística. Aprendieron de manera cruda uno de los principios del diseño revisados en la clase: que la forma es tan importante como la función.

Chávez defiende mucho la alternancia léxica del español, es muy combativo contra la postura normativa que se erige en la única válida para hablar y escribir. Ciertamente, no se es menos hablante ni menos competente cuando se utilizan variantes regionales o sociales del español. Desmitificar el lenguaje es un esfuerzo loable. Pero el autor no se da la oportunidad de reconocer la importancia de los “otros” contextos sociales más formales en los que usamos el español más allá de una conversación en Whatsapp, un video de Instagram o una situación incluyente. Hay ámbitos formales de la lengua que también son necesarios en la vida de las personas (una entrevista laboral, una presentación de negocios, la elaboración de un reporte de trabajo, la lectura de un libro, entender un contrato, impartir una conferencia, publicar un artículo) para los cuales hay que estar preparado igualmente.

Chávez menciona en su conclusión que las personas son capaces de reconocer y adaptarse a los contextos diversos de uso del español. Yo tengo mis dudas a este respecto. Creo que esto solo ocurre en la medida que esos contextos sean reconocibles, de interés para el hablante y estén entrenados también. A mí me pasa con el lenguaje incluyente, porque hasta ahora no le he dado importancia ni tengo la práctica necesaria para usarlo; y a mis alumnos les ocurre al tener que hacer sus presentaciones y entregar sus reportes de diseño. Hay que preparase para cada caso.

La diversidad lingüística del español es innegable, en el idioma se vale innovar e inventar mejores maneras de expresarse. Lo que no siempre funciona es mezclar esos modos ni pensar que la versión que uno maneja es la única válida y correcta. Hay que reconocer la importancia de los diversos contextos de habla, los informales y los formales, prepararse para ambos para priorizar lo adecuado de lo inadecuado en cada uno y garantizar que la comunicación sea exitosa.