22 de agosto de 2025
20 de agosto de 2025
Diseño instruccional con Educación Imaginativa
Las diferencias que observamos en la imaginación de las personas se explican suficientemente por las diferencias en las herramientas intelectuales que utilizan.
- Kieran Egan
Cuando un
docente considera desarrollar un nuevo curso o nuevas adaptaciones, materiales
o métodos de enseñanza a uno que ya ha impartido, se involucra en una
fascinante tarea creativa conocida como diseño instruccional. El diseño
instruccional es un proceso pedagógico para desarrollar, impartir y evaluar los
materiales y las prácticas docentes que permiten a los estudiantes aprender.
Son las secuencias que facilitan el aprendizaje al crear los contenidos, las
actividades, los recursos de apoyo y las evaluaciones que permiten alcanzar los
objetivos de aprendizaje, considerando el contexto de la disciplina a estudiar
y las características y necesidades de los estudiantes.
Los modelos
que han guiado el diseño instruccional dependen de las teorías del aprendizaje
en las que se basan. Desde la década de 1990 del siglo XX, ha predominado la
visión constructivista. En este enfoque el conocimiento lo construyen los
estudiantes cuando intentan dar sentido a sus experiencias, lo que convierte el
aprendizaje en una interpretación personal del mundo. Desde esta perspectiva,
el diseño instruccional implica que el estudiante es quien alcanza sus
objetivos educativos luego de pasar por un proceso cognitivo en el que
desarrolla tareas y actividades que integran nuevos conocimientos.
Dentro de
estos modelos constructivistas, existe uno que se ha utilizado durante varios
años porque proporciona una estructura lógica y sencilla de los elementos que
todo diseño instruccional debe tener y que permite la generación de una amplia
variedad de interacciones instruccionales, sirviendo incluso de base para otros
modelos más elaborados y posteriores: el modelo ADDIE. Su nombre es el acrónimo
de las cinco fases que lo componen: Análisis, etapa
inicial que examina al alumnado, los contenidos temáticos, el entorno y las
necesidades formativas. Diseño, se propone el enfoque
pedagógico y la forma de secuenciar y organizar los contenidos. Desarrollo,
etapa de producción de materiales de aprendizaje. Implementación,
etapa de ejecución de las prácticas de aprendizaje por parte del alumnado. Y,
finalmente, Evaluación, fase que valora el aprendizaje y
el éxito del diseño instruccional. Este proceso requiere que el docente cuente
con la preparación pedagógica y metodológica necesaria para la adquisición de
las habilidades necesarias para diseñar la instrucción e incorporar nuevas
perspectivas pedagógicas que contribuyan a interesar al alumnado, faciliten el
aprendizaje y lo hagan más permanente y significativo. Entre estas pedagogías,
la Educación Imaginativa de Kieran Egan nos brinda una
perspectiva diferente y muy completa para abordar la comprensión del alumnado
desde diversos niveles. Niveles a los que los métodos académicos universitarios
rara vez se orientan y donde la imaginación es el motor que alimenta los
estímulos mentales del alumnado, vinculando el conocimiento con las emociones.
La Educación
Imaginativa es un enfoque educativo propuesto por Kieran Egan en
1992 que conecta las emociones, la imaginación y el intelecto tanto de los alumnos
como de los maestros. Este enfoque se fundamenta en dos principios: el primero,
son las herramientas cognitivas que forman parte de la comprensión del ser
humano; y el segundo, lo constituyen algunas ideas de Vigotsky, quien
sostiene que la imaginación es la base de toda actividad intelectual creadora y
puede manifestarse por igual en cualquier aspecto de la vida, posibilitando
creaciones artísticas, científicas y técnicas. Vigotsky considera que lo
que nos rodea y ha sido creado por el ser humano (principalmente en la cultura)
es producto de la imaginación.
Existen cinco
niveles de comprensión de la realidad que determinan el desarrollo de la
capacidad imaginativa/cognitiva del individuo a medida que es educado, como se
observa en la siguiente figura:
- Vargas-Mendoza, L., Ruiz-Rodarte, R., Tena-Jiménez, V., & Sandoval-Palafox, F. J. (2023). Uso de herramientas de la Educación Imaginativa para mejorar el enganche en el aula universitaria. Estudios pedagógicos (Valdivia), 49(3), 349-369.
- Allen, W. C. (2006). Overview and evolution of the ADDIE training system. Advances in developing human resources, 8(4), 430-441.
- Grimaldo, A., Judson, G, Boullosa, P. & Acuña, S. (2017). Educación Imaginativa: Una aproximación a Kieran Egan. Editorial Morata.
- Egan, K. (1992). La imaginación en la enseñanza y el aprendizaje. Amorrortu Editores.
19 de agosto de 2025
14 de agosto de 2025
Niveles de inventiva
En el Nivel 1 se resuelven problemas rutinarios empleando métodos estandarizados ya conocidos; necesita pocos intentos para hallar una solución plausible, por tanto, no hay necesidad real de inventar sino de aplicar y los requerimientos de creatividad asociada son pocos o apenas emergentes.
En el Nivel 2 se introducen mejoras menores a un sistema existente utilizando métodos conocidos de la industria; la necesidad de invención es baja y su creatividad asociada es reproductiva, es decir, que reproduce lo que ya existe para aplicarlo en lo que requiere. Aun así, se requiere un promedio de 100 intentos para dar con la solución adecuada.
En el Nivel 3 se implantan mejoras fundamentales (mayores), aplicando recursos de inventiva que no son comunes en la industria. Su creatividad asociada es generadora de ideas alejadas de lo evidente, con detalles adicionales de forma y función que enriquecen el concepto. Uno de cada 1000 conceptos alcanza esta categoría.
En el Nivel 4 se crean productos básicamente nuevos que requieren un alto grado de inventiva para la aplicación de conceptos tecnológicos y científicos; lleva asociada una creatividad altamente fecunda en ideas originales que no existen en su ámbito. Solo el 4% de las ideas imaginadas alcanza esta categoría.
En el Nivel 5 se ubican los conceptos destacados que crean lo no creado todavía aplicando de manera inusual conocimientos y técnicas o bien generando los que necesita. Aquí la necesidad de inventiva es la más alta y su creatividad asociada desafía los modelos establecidos, generando algo nuevo y diferente que sienta el precedente de cómo hacer las cosas. Su innovación es tan radical que solo el 1% de las ideas (y un millón de ntentos) alcanza esta categoría.
Terninko, J., Zusman, A., & Zlotin, B. (1998). Systematic innovation: an introduction to TRIZ (Theory of Inventive Problem Solving). CRC press.
12 de agosto de 2025
Para impulsar el potencial creativo
La evaluación de la
creatividad analiza cuatro enfoques principales: procesos, productos, personas
y entornos. La evaluación de los procesos creativos se basa en pruebas
psicométricas de pensamiento divergente, como las de Torrance o de Artola. La
evaluación de la manifestación física de la creatividad a través de productos
puede implicar el uso de cuestionarios de inventario creativo como el de Taylor.
Jueces y expertos también evalúan y deciden si el producto cumple con las
características originales necesarias.
La evaluación de la persona
creativa es quizás la dimensión más ampliamente medida, empleando la mayor
variedad de instrumentos, incluyendo escalas de personalidad, inventarios de
experiencias, estilos creativos o pruebas de razonamiento. La prueba Creatrix
es un ejemplo de esto último; integra dimensiones creativas cognitivas y
motivacionales. Este tipo de evaluación asume como principio fundamental que no
todas las personas son igualmente creativas, pero esta perspectiva no se
considera socialmente aceptable en los últimos tiempos. Estas dos perspectivas
se concilian aduciendo que todos somos “algo” creativos y, con el apoyo
adecuado, podemos llegar a ser altamente creativos.
El entorno puede favorecer o
perjudicar la creatividad según las variables situacionales. Esto es
especialmente importante en ingeniería, ya que los estudios indican que pueden
darse diferentes clasificaciones de creatividad al aplicar diferentes entornos
y métricas al mismo problema de diseño.
En consecuencia, las pruebas
utilizadas en la investigación de la creatividad deben entenderse como una
medida del potencial (la probabilidad) de ser creativo, considerando que el
logro creativo depende de factores adicionales no medibles por las pruebas,
como el entorno, las habilidades técnicas, el conocimiento de un área, la
independencia, las actitudes, la salud o la oportunidad, entre otros.
La creatividad es una
competencia crucial para los ingenieros; sin embargo, es ampliamente reconocido
que los estudiantes de ingeniería tienen dificultades para desarrollarla porque
se centran en problemas con respuestas específicas. Los investigadores han
intentado identificar las barreras en el proceso de aprendizaje examinando
diversas técnicas para estimular la creatividad de los estudiantes. Otro
estudio evaluó cómo profesores y estudiantes percibían la creatividad,
concluyendo que los ingenieros se inclinan fuertemente por los métodos bien
establecidos y las soluciones más efectivas porque la precisión y la atención
al detalle son esenciales en el campo. Las estrategias elegidas son necesarias
para promover la creatividad, distinguiendo dos enfoques para potenciarla: el
primero implica ofrecer cursos sobre el tema, mientras que el otro busca
modificar los métodos de enseñanza para fomentar el pensamiento creativo en el
aula, empleando un entorno de aprendizaje creativo y la resolución de problemas
como medio de aprendizaje. Una de las necesidades más importantes en la
pedagogía de la ingeniería es la creación de evaluaciones que inspiren a los
estudiantes a desarrollar sus habilidades creativas y a ser más conscientes de
su proceso creativo. Además, los educadores deben abordar las barreras a la
creatividad, como el miedo a lo desconocido, la mentoría difícil y las medidas
para desarrollar las habilidades creativas en los estudiantes.
La importancia de la
creatividad en ingeniería es fundamental, ya que los ingenieros son agentes de
cambio y creación; su creatividad es crucial para desarrollar los conocimientos
y las habilidades necesarios. La creatividad es uno de los objetivos que los
ingenieros deben alcanzar, según la Accreditation Board for Engineering and
Technology (ABET). Diversas herramientas de pensamiento pueden proporcionar una
estructura metodológica innovadora y desarrollar la fluidez, flexibilidad y
originalidad que requiere la resolución de problemas de ingeniería, como la
lluvia de ideas, los mapas mentales, las analogías, el análisis morfológico,
TRIZ, ASIT o USIT. El uso del aprendizaje basado en problemas (PBL) o de
proyectos de diseño (POL) es la forma “natural” en que los estudiantes se
forman para su profesión, desarrollando habilidades intelectuales y
organizativas que les permiten concebir simultáneamente soluciones originales y
útiles que promueven la creatividad funcional y pragmática. SCAMPER es un
método innovador inspirado en la metodología de lluvia de ideas. Esta técnica es
muy efectiva para fomentar el pensamiento lateral al generar ideas que
optimizan la solución de un problema, ya sea un producto, un servicio o un
proceso.
7 de agosto de 2025
6 de agosto de 2025
4 de agosto de 2025
Contextos de habla del español
Viendo
mi preocupación, este señor me sugirió la lectura del libro «Manual del español
incorrecto», del escritor mexicano Adrián Chávez (2024), un joven lingüista de
mucho éxito en las redes sociales. He de confesar que su lectura sí que me hizo
sensible a nuevas perspectivas.
Eso
fue un gancho al hígado a mi paradigma de la unicidad del español bien
hablado y escrito, inculcado y machacado desde la primaria por todos los
profesores que me han dado alguna clase de español (en ese entonces, de “lengua
nacional”), por una abuela muy purista y luego por todo docente al que tuve que
escribirle una tarea. Para cuando llegué a la carrera se había cumplido la
meta de tener un español obediente de las normas del bien decir/escribir en el contexto académico. A
medio camino, el paso por el Liceo Franco Mexicano me trajo las mismas
exigencias e intransigencias de los profesores que me enseñaron a tener un francés
“depurado”, comme il faut ! O sea que me tocó doble ración de la
misma sopa normativa, solo que con distinto sazón.
De
esta lectura salen varias cosas interesantes: primero, que las lenguas cambian en
el tiempo (más de lo que quisieran los señores de la RAE), a veces con mucha
rapidez, y que de esos cambios brotan variantes naturales; que la lengua sigue
su propio curso y en él ni todo está bien ni todo está mal, sino que hay
diferencias y usos alternativos a una propuesta estándar que no tiene por qué
ser ni única ni la mejor; el reconocimiento de las variantes lingüísticas y de la
necesidad de adaptarse cuando se usan en sus ámbitos propios (como cuando mi colega solo habla dialecto incluyente).
Es
pues un libro de y para nuestro tiempo, que defiende el reconocimiento a la
otredad lingüística frente al normativismo académico; una defensa de la
diferencia que vemos ocurrir en las demás esferas
de la sociedad contemporánea. Ser diferente y alternativo es lo de hoy.
No
obstante lo bueno que resulta este libro en su defensa de la alteridad
idiomática, me queda la impresión de que su autor solo se preocupa por los lenguajes alternativos,
sobre todo los del ámbito informal, aptos para la oralidad o las redes
sociales, pero que deja de lado los contextos formales del idioma. Ese aspecto parece
que ha perdido relevancia en tiempos recientes, y también, por supuesto, en el de la comunicación académica: en la calidad de las
tareas y los proyectos escritos que entregan los alumnos universitarios. En ingeniería se
requiere leer y escribir textos complejos que también tienen su protocolo lingüístico.
En el mundo laboral los gerentes y directores de empresas esperan una habilidad
de comunicación eficiente, precisa y especializada. Necesitamos preparar a
nuestros alumnos también para ello. Y no me refiero solo a los profesores que
enseñan español, sino a todos los que les toca solicitar tareas, presentaciones
o proyectos en donde tienen la necesidad de impulsar el habla y la escritura formales (suponiendo, claro, que les interesa cuidarlo y que tienen la habilidad para hacerlo, porque, ¡ay!, entre algunos docentes se dan casos de manejo lingüístico iguales o peores que el de sus alumnos).
Conocí
de primera mano el estudio que realizó la investigadora educativa Patricia
Caratozzolo en 2019 sobre la riqueza léxica de estudiantes de ingeniería. Para
sorpresa de muchos (menos de ella) se encontró que el vocabulario de los jóvenes
se va reduciendo en su vida universitaria, posiblemente a menos de 800
palabras. Para tener una idea comparativa, Aurelia Vargas, investigadora filológica
de la UNAM, reportó en una investigación de 2011 que un estudiante de educación
media tiene un vocabulario que oscila entre 300 y 1500 palabras. Esto parece indicar
que una vez que sale de la secundaria, el estudiante no necesariamente mejora
su léxico y sí, en cambio, lo pierde. ¿Por qué? Entre otras cosas, Caratozzolo
lo relaciona con la predominancia del habla informal, simplificada y hasta
dialectal que se maneja entre los jóvenes en general y en Internet en
particular, que profundiza la brecha con las estructuras verbales más ordenadas
(complicadas) como las de una tarea, un reporte de un proyecto, una
conversación con adultos o la lectura de un texto especializado (de su
disciplina o de literatura). Yo le agregaría que tampoco hay ya muchos profesores universitarios que cuiden esto porque no lo sienten parte de su responsabilidad académica.
En cierta
ocasión, un grupo de alumnos de una clase de diseño mecánico hacían la presentación
final de su proyecto de un elevador de cangilones para la empresa que se los
había encomendado (internacional y líder en el ramo). Estábamos presentes los profesores
que tutoreamos el trabajo y dos representantes de la compañía que iban a
calificar la propuesta, uno de los cuales era el gerente de producción. Para
cuando llegó el momento de hablar de “las necesidades de diseño” del elevador,
al estudiante que le tocó esta parte se le hizo fácil enumerarlas con el
encabezado que se muestra a continuación:
Chávez
defiende mucho la alternancia léxica del español, es muy combativo contra la
postura normativa que se erige en la única válida para hablar y escribir. Ciertamente,
no se es menos hablante ni menos competente cuando se utilizan variantes
regionales o sociales del español. Desmitificar el lenguaje es un esfuerzo
loable. Pero el autor no se da la oportunidad de reconocer la importancia de
los “otros” contextos sociales más formales en los que usamos el español más
allá de una conversación en Whatsapp, un video de Instagram o una situación incluyente. Hay ámbitos formales de la lengua que también son necesarios en
la vida de las personas (una entrevista laboral, una presentación de negocios,
la elaboración de un reporte de trabajo, la lectura de un libro, entender un
contrato, impartir una conferencia, publicar un artículo) para los cuales hay
que estar preparado igualmente.
Chávez
menciona en su conclusión que las personas son capaces de reconocer y adaptarse a los
contextos diversos de uso del español. Yo tengo mis dudas a este respecto. Creo
que esto solo ocurre en la medida que esos contextos sean reconocibles,
de interés para el hablante y estén entrenados también. A mí me pasa con el
lenguaje incluyente, porque hasta ahora no le he dado importancia ni tengo la
práctica necesaria para usarlo; y a mis alumnos les ocurre al tener que hacer
sus presentaciones y entregar sus reportes de diseño. Hay que preparase para cada caso.
La
diversidad lingüística del español es innegable, en el idioma se vale innovar e inventar
mejores maneras de expresarse. Lo que no siempre funciona es mezclar esos modos
ni pensar que la versión que uno maneja es la única válida y correcta. Hay que reconocer
la importancia de los diversos contextos de habla, los informales y los
formales, prepararse para ambos para priorizar lo adecuado de lo inadecuado en cada uno y garantizar que
la comunicación sea exitosa.
31 de julio de 2025
¿Uso, abuso o dependencia?
Por su parte, el informe 2025 de Uso de móviles en México de la Agencia Branch señala que los usuarios mexicanos pasan más de 7 horas diarias metidos en Internet; de entre ellos, los jóvenes de 18 a 24 años registran el promedio más alto de uso, con 5.9 horas, de las cuales más de 4 horas son de conexión desde un teléfono móvil.
Pasarse tantas horas con la nariz metida en Internet, y en especial en el teléfono móvil, ¿es uso "normal" en estos tiempos? ¿A partir de cuánto puede considerarse que la persona abusa del consumo de Internet? ¿Cuándo se puede hablar ya de adicción? ¿Cuánto tiempo es "demasiado tiempo" y según quién?
No hay respuestas concretas a esto, pero sí cada vez más jóvenes ansiosos por usar su smartphone y meterse a Internet cada dos por tres.
29 de julio de 2025
Me, et al.
25 de julio de 2025
Tatuajes
22 de julio de 2025
¿Cómo dice que se dice?
Luego de un incidente bastante cómico en una reunión de profesores por mi falta de manejo de los eufemismos mexicanos del lenguaje incluyente, me permito compartir por aquí algunas recomendaciones que me dio la colega del episodio mencionado y otras que me encontré en Internet, para ayudar a los legos como yo a entender ciertos giros del idioma que ahora hablan algunes colegues y alumnes (😂😉) (*):
Si antes usted decía |
Ahora debe decir |
Los jóvenes |
La juventud |
Los profesores |
El profesorado |
Alumnos |
Alumnos y alumnas, o
mejor, alumnes |
Alumno autista |
Persona dentro del
espectro autista |
Niños |
Niños y niñas, o
mejor, niñes |
Amigos |
Amigues |
Todos |
Todes |
Feo |
No agraciado,
incómodo visual |
Persona con
discapacidad |
Persona con
capacidades diferentes |
Vendedor |
Ejecutivo comercial |
Criada |
Empleada doméstica |
Mendigo |
Persona en situación de
calle |
La presidente |
La presidenta |
La juez |
La jueza |
Curandero |
Médico naturista |
Despedido del trabajo |
Desvinculado |
Viejo, anciano |
Adulto mayor, persona
de la tercera edad |
Pelea |
Diferencia de
opiniones |
Miscelánea |
Tienda de
conveniencia |
Aborto |
Prevención del
embarazo |
Maricón |
Gay |
Travesti |
Persona no binaria |
Tener relaciones
sexuales |
Ir a ver Netflix |
Andar calenturiento |
Estar en un apuro |
(*) Hago constar que en ingeniería mecánica y mecatrónica no tenemos tan arraigados estos hábitos de lenguaje y seguimos diciendo como antes se decía; eso sí, con muchos albures, dobles sentidos y humor negro.
11 de julio de 2025
Lenguaje científico y corrección política
Veía yo hace
unos días un divertido video satírico sobre un profesor de astrofísica que
intenta dar una clase sobre la formación de los agujeros negros, pero no puede
porque sus alumnos se ofenden terriblemente ya que al explicar usa términos políticamente
incorrectos y no incluyentes, como agujero negro, enana blanca o estrella binaria.
Aunque el sorprendido maestro se esfuerza por explicar la razón científica de
esos nombres desde el punto de vista de la física, sus estudiantes terminan
acusándolo de supremacista blanco y discriminatorio hacia diversos colectivos.
Esta escena,
que critica con humor el extremismo de muchos de nuestros estudiantes, hondamente
imbuidos de conciencia social pero con cero pensamiento crítico, es algo frecuente
en las aulas de nuestros días. Habrían de ver la que se arma en mis clases
cuando estudiamos los rodamientos “de bolas” o calculamos “el mamelón” de un
engrane. A la mayoría le da risa (dejarían de ser ingenieros), pero nunca falta
quien se incomoda por la terminología y reclama. O peor si se me escapa un “todos”,
en lugar de “todos y todas” o un “ingenieros”, en lugar de “ingenieros e
ingenieras”. Y esto no es nada en comparación con lo que tienen que sortear los
colegas que imparten materias de economía, biología o medicina.
Como señala
Noam Chomsky, las tendencias actuales sobre el lenguaje políticamente correcto
han terminado por imponer una tiranía ideológica en la que la gente no es
consciente de lo que está sucediendo (pero le encanta participar) y, lo peor,
ni siquiera sabe que no sabe. Es una dinámica de acusaciones en contra de
quienes se permiten llamar a las cosas tal y como son y que imponen un freno a
la expresión para forzar una sola verdad. Es, como dice el periodista Luis
Cárdenas, “el discurso domesticado, donde la incomodidad –esa chispa que a
veces abre los ojos- se considera violencia”. Nuestros alumnos castigan la
incorrección política del profesor, aunque diga una verdad, en aras de una
expresión suavecita que no ofenda a nadie o que evite hacernos conscientes de una
realidad, aunque pueda ocultar una mentira… o peor, comprometer la claridad y
precisión de un concepto que se está aprendiendo en clase.
¿Es mucho
pedir que el estudiante universitario tenga la madurez emocional y la capacidad
intelectual para oír llamar al pan, pan, y al vino, vino, sin escandalizarse? ¿Para
escuchar un concepto o una opinión distinta de sus convicciones sin ofenderse
ni considerarlo un ataque personal? Richard Dawkins alega que este tipo de
estudiantes en realidad no está listo para ir a la universidad, espacio natural
para la expresión del pensamiento y la confrontación de ideas, que no siempre
son las nuestras, pero que precisamente por eso necesitan escucharse.
Por el momento, no parece que esta situación vaya a cambiar (al menos mientras sigan llegando a la universidad los integrantes de la Generación Z). ¿Qué hacer entonces?
Recuperar para el aula universitaria el lenguaje de la inteligencia, con precisión y profundidad, y por qué no, con humor e ironía, aunque sin caer en abusos ni burlas, por supuesto. Porque exigir corrección política del lenguaje sin un pensamiento crítico que lo ilumine es solo censurar.
"Sin un discurso libre no hay verdadero pensamiento" (Jordan Peterson), y sin verdadero pensamiento no hay universidad.
6 de julio de 2025
Pizzería del Bienestar
Los
recientes –y lamentables- cambios declarados por el gobierno mexicano para la
creación de la cédula de identidad con todos los datos biométricos del
ciudadano (CURP Biométrica) implican que tal identificación será
requerida de manera obligatoria para cualquier trámite público o privado que
realice la persona (compras, salud, banca, fiscal, transporte, educación,
telecomunicaciones), todo lo cual quedará registrado en una Plataforma
Única de Identidad que podrá ser consultada por cualquier instancia
gubernamental, incluida, por supuesto, la militar.
Es un sistema
de control que permite vigilar estrechamente la actividad de cualquier
ciudadano (incluso menor de edad) sin necesidad de orden judicial. Es la
materialización del Gran Hermano de Orwell en su novela “1984”.
Con esto, se
podrá dar en la vida real del mexicano la situación de aquel chiste de la “Pizzaría
Google”, solo que ahora no solo será Google quien sepa todo sobre ti…
En un futuro no muy lejano...
-- ¡Pizzería del Bienestar, buenas noches!
-- Ah, discúlpeme... marqué mal...
-- No señor, marcó bien. El Gobierno supervisa las compras en
Pizza Hut y ahora el servicio es más completo.
-- ¿Sí?, bueno... entonces anote mi pedido, por favor...
-- ¿Lo mismo de siempre?
-- ¿Y usted cómo sabe lo que pido yo?
-- Tenemos un identificador de llamadas. Según su calle y su
número de departamento las últimas 25 veces que llamó usted ordenó una
napolitana grande con jamón.
-- ¡Vaya, no me había dado cuenta! Sí, esa quiero...
-- ¿Me permite sugerirle una pizza sin sal, con ricota,
broccoli y tomate seco?
-- ¡No! Detesto las verduras.
-- Su colesterol no es bueno, señor.
-- ¿Y usted cómo sabe?
-- Cruzamos datos con el IMSS y tenemos los resultados de sus
últimos 7 análisis de sangre. Acá me sale que sus triglicéridos tienen un valor
de 180 mg/DL y su LDL es de...
-- ¡Basta, basta! ¡Quiero la napolitana! ¡Yo tomo mi
medicamento!
-- Perdón, señor, pero según nuestra base de datos no lo toma
regularmente. La última caja de Lipitor de 30 comprimidos que usted compró en
Farmacias Similares fue el pasado 2 de noviembre a las 3:26 p.m.
-- ¡Pero compré más en otra farmacia!
-- Los datos de sus consumos con tarjeta de crédito no lo
demuestran. Usted tiene el hábito de comprar su medicamento en una farmacia que
le ofrece descuentos si paga con tarjeta de crédito del Banco Azteca. Tenemos
una base de datos de sus gastos con la tarjeta, hace 3 meses no ha comprado
nada allí, pero sí la utiliza en otros comercios, lo cual nos indica que no la
ha extraviado.
-- ¡Pagué en efectivo!
-- No podría pagar en efectivo. Aquí me sale que...
-- ¡Tengo otra fuente de ingresos!
-- Su última declaración de ingresos no lo demuestra. No
queremos que tenga problemas con el SAT señor...
-- ¡Ya no quiero nada! ¡Cancele mi pizza!
-- Perdón, señor, sólo queremos ayudarlo.
-- ¿Ayudarme? ¡Estoy harto de su Plataforma, las bases de
datos y la falta de privacidad! ¡Me voy a ir a una isla sin Internet,
computadoras, telefonía celular ni gente vigilándome todo el tiempo!
-- Entiendo, señor...
-- Voy a usar mi tarjeta de crédito por última vez para
comprar un boleto de avión y largarme bien lejos.
-- Comprendo, señor.. pero aquí me sale que su pasaporte está vencido desde hace 5 meses...
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