20 de agosto de 2025

Diseño instruccional con Educación Imaginativa


Las diferencias que observamos en la imaginación de las personas se explican suficientemente por las diferencias en las herramientas intelectuales que utilizan.  
- Kieran Egan


Cuando un docente considera desarrollar un nuevo curso o nuevas adaptaciones, materiales o métodos de enseñanza a uno que ya ha impartido, se involucra en una fascinante tarea creativa conocida como diseño instruccional. El diseño instruccional es un proceso pedagógico para desarrollar, impartir y evaluar los materiales y las prácticas docentes que permiten a los estudiantes aprender. Son las secuencias que facilitan el aprendizaje al crear los contenidos, las actividades, los recursos de apoyo y las evaluaciones que permiten alcanzar los objetivos de aprendizaje, considerando el contexto de la disciplina a estudiar y las características y necesidades de los estudiantes.

Los modelos que han guiado el diseño instruccional dependen de las teorías del aprendizaje en las que se basan. Desde la década de 1990 del siglo XX, ha predominado la visión constructivista. En este enfoque el conocimiento lo construyen los estudiantes cuando intentan dar sentido a sus experiencias, lo que convierte el aprendizaje en una interpretación personal del mundo. Desde esta perspectiva, el diseño instruccional implica que el estudiante es quien alcanza sus objetivos educativos luego de pasar por un proceso cognitivo en el que desarrolla tareas y actividades que integran nuevos conocimientos.

Dentro de estos modelos constructivistas, existe uno que se ha utilizado durante varios años porque proporciona una estructura lógica y sencilla de los elementos que todo diseño instruccional debe tener y que permite la generación de una amplia variedad de interacciones instruccionales, sirviendo incluso de base para otros modelos más elaborados y posteriores: el modelo ADDIE. Su nombre es el acrónimo de las cinco fases que lo componen: Análisis, etapa inicial que examina al alumnado, los contenidos temáticos, el entorno y las necesidades formativas. Diseño, se propone el enfoque pedagógico y la forma de secuenciar y organizar los contenidos. Desarrollo, etapa de producción de materiales de aprendizaje. Implementación, etapa de ejecución de las prácticas de aprendizaje por parte del alumnado. Y, finalmente, Evaluación, fase que valora el aprendizaje y el éxito del diseño instruccional. Este proceso requiere que el docente cuente con la preparación pedagógica y metodológica necesaria para la adquisición de las habilidades necesarias para diseñar la instrucción e incorporar nuevas perspectivas pedagógicas que contribuyan a interesar al alumnado, faciliten el aprendizaje y lo hagan más permanente y significativo. Entre estas pedagogías, la Educación Imaginativa de Kieran Egan nos brinda una perspectiva diferente y muy completa para abordar la comprensión del alumnado desde diversos niveles. Niveles a los que los métodos académicos universitarios rara vez se orientan y donde la imaginación es el motor que alimenta los estímulos mentales del alumnado, vinculando el conocimiento con las emociones.

La Educación Imaginativa es un enfoque educativo propuesto por Kieran Egan en 1992 que conecta las emociones, la imaginación y el intelecto tanto de los alumnos como de los maestros. Este enfoque se fundamenta en dos principios: el primero, son las herramientas cognitivas que forman parte de la comprensión del ser humano; y el segundo, lo constituyen algunas ideas de Vigotsky, quien sostiene que la imaginación es la base de toda actividad intelectual creadora y puede manifestarse por igual en cualquier aspecto de la vida, posibilitando creaciones artísticas, científicas y técnicas. Vigotsky considera que lo que nos rodea y ha sido creado por el ser humano (principalmente en la cultura) es producto de la imaginación.

Existen cinco niveles de comprensión de la realidad que determinan el desarrollo de la capacidad imaginativa/cognitiva del individuo a medida que es educado, como se observa en la siguiente figura:



Imagen: Carolina López-Larios


La comprensión somática es una etapa prelingüística que se asocia al aprendizaje con el cuerpo y los sentidos (sonidos, gestos, risa); la comprensión mítica se desarrolla en torno a acciones conectadas con el lenguaje oral (historias, fantasías, metáforas); la comprensión romántica llega con la alfabetización y el advenimiento de una separación epistemológica más clara entre el sujeto pensante y el mundo que explora (la realidad y sus límites, heroismo, asombro); la comprensión filosófica se expresa en el uso teórico del lenguaje para dar sentido al mundo a través de ideas, teorías y esquematización (procesos y métodos, búsqueda de la verdad); la comprensión irónica vincula el uso reflexivo del lenguaje y las ideas para modelar un pensamiento flexible, plural, sensible a las contradicciones. A mayor educación, la persona dispone de mayor número de herramientas cognitivas de la imaginación, de complejidad creciente, para aprender y comprender su entorno; por lo tanto un adulto tendrá más imaginación que un niño.

El modelo de diseño instruccional propuesto por Egan, al que denomina “marco de planificación imaginativa”, se inspira en cierta medida en la secuencia ADDIE, con especial énfasis en el uso de herramientas cognitivas en la etapa de diseño que permiten encontrar imágenes para plasmar los temas y crear la imaginación y las actividades de colaboración que permiten construir el aprendizaje. Se trata de una guía que pretende apoyar el trabajo del docente mientras se acostumbra a aplicar las diferentes herramientas en función del nivel educativo, la disciplina, las necesidades formativas y el tipo de alumnado, entre otros. Sin embargo, con el tiempo y a medida que el docente desarrolla su propia imaginación, el proceso se vuelve más natural y se tiende a seguir menos plantillas orientadoras: la teoría forma la práctica y la práctica informa a la teoría en una simbiosis de comprensión mutua que desata grandes posibilidades.

Por lo tanto, el marco de planificación imaginativa no debe considerarse un patrón de implementación rígido, sino más bien un recordatorio de lo que se puede incorporar para la planificación y el desarrollo de materiales y tareas de aprendizaje, con base en la comprensión imaginativa que se desea desarrollar. Un diseño instruccional que incluya tantas herramientas cognitivas como sea posible será más rico en experiencias y de mayor valor educativo.

Las herramientas cognitivas de la teoría de la Educación Imaginativa resultan especialmente valiosas para estudiantes universitarios cuyas prácticas tecnológicas los han distanciado de las sensaciones, los gestos, la música, las historias e incluso la naturaleza. 

Replantear las actividades didácticas del aula universitaria en el contexto de la Educación Imaginativa, utilizando las herramientas cognitivas que Egan enumeró para cada nivel de comprensión, resulta en actitudes de curiosidad, un incremento en la creatividad de los entregables, una mejora en la motivación, la participación y el compromiso con la clase. La comprensión de los estudiantes de los temas de clase mejora. Pasan de una recepción pasiva del contenido a una comprensión activa y, por lo tanto, a un mayor rendimiento en clase. Encuentran los cursos más entretenidos y únicos, y muestran una mentalidad más abierta cuando se les dice que con estas actividades están aplicando herramientas cognitivas que poseen, pero a las que no están acostumbrados. 

Este enfoque tiene un impacto muy positivo en el enganche académico de los estudiantes universitarios, así como en sus aprendizajes, y resulta en un enfoque innovador para este nivel educativo.


Algunas referencias
  • Vargas-Mendoza, L., Ruiz-Rodarte, R., Tena-Jiménez, V., & Sandoval-Palafox, F. J. (2023). Uso de herramientas de la Educación Imaginativa para mejorar el enganche en el aula universitaria. Estudios pedagógicos (Valdivia), 49(3), 349-369.
  • Allen, W. C. (2006). Overview and evolution of the ADDIE training system. Advances in developing human resources, 8(4), 430-441.
  • Grimaldo, A., Judson, G, Boullosa, P. & Acuña, S. (2017). Educación Imaginativa: Una aproximación a Kieran Egan. Editorial Morata.
  • Egan, K. (1992). La imaginación en la enseñanza y el aprendizaje. Amorrortu Editores.



14 de agosto de 2025

Niveles de inventiva

 



La mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas.
Frase atribuida a Linus Pauling, por unos, y a Pablo Picasso, por otros.





La inventiva es como un músculo que requiere entrenarse de manera regular para poder rendir buenos frutos, volverse más fuerte (inspiradora) y alcanzar un mejor rendimiento.

Terninko et al. (1998) plasmaron este esfuerzo en 5 niveles de inventiva que describen los requerimientos de complejidad mental y técnica para dar solución a un problema de ingeniería. Estos niveles están asociados a un grado de creatividad necesario y a su alcance innovador.

En el Nivel 1 se resuelven problemas rutinarios empleando métodos estandarizados ya conocidos; necesita pocos intentos para hallar una solución plausible, por tanto, no hay necesidad real de inventar sino de aplicar y los requerimientos de creatividad asociada son pocos o apenas emergentes.

En el Nivel 2 se introducen mejoras menores a un sistema existente utilizando métodos conocidos de la industria; la necesidad de invención es baja y su creatividad asociada es reproductiva, es decir, que reproduce lo que ya existe para aplicarlo en lo que requiere. Aun así, se requiere un promedio de 100 intentos para dar con la solución adecuada.

En el Nivel 3 se implantan mejoras fundamentales (mayores), aplicando recursos de inventiva que no son comunes en la industria. Su creatividad asociada es generadora de ideas alejadas de lo evidente, con detalles adicionales de forma y función que enriquecen el concepto. Uno de cada 1000 conceptos alcanza esta categoría. 

En el Nivel 4 se crean productos básicamente nuevos que requieren un alto grado de inventiva para la aplicación de conceptos tecnológicos y científicos; lleva asociada una creatividad altamente fecunda en ideas originales que no existen en su ámbito. Solo el 4% de las ideas imaginadas alcanza esta categoría.

En el Nivel 5 se ubican los conceptos destacados que crean lo no creado todavía aplicando de manera inusual conocimientos y técnicas o bien generando los que necesita. Aquí la necesidad de inventiva es la más alta y su creatividad asociada desafía los modelos establecidos, generando algo nuevo y diferente que sienta el precedente de cómo hacer las cosas. Su innovación es tan radical que solo el 1% de las ideas (y un millón de ntentos) alcanza esta categoría.


Terninko, J., Zusman, A., & Zlotin, B. (1998). Systematic innovation: an introduction to TRIZ (Theory of Inventive Problem Solving). CRC press.


12 de agosto de 2025

Para impulsar el potencial creativo

 


La creatividad es la capacidad de desarrollar nuevas ideas y resolver problemas. Muchos investigadores la consideran un proceso mental que produce conceptos nuevos y útiles a nivel individual, laboral o social. Su creciente aceptación en todos los ámbitos profesionales ha dado lugar a diversas teorías con diferentes modelos operativos, lo que la convierte en un concepto complejo y difícil de definir. Metodológicamente, la creatividad puede abarcar tres perspectivas: una producción original, un pensamiento divergente o un rasgo de personalidad. La primera implica generar algo novedoso y apropiado para la tarea prevista. El pensamiento divergente es la capacidad de organizar procesos mentales indirectamente y utilizar estrategias poco convencionales. La perspectiva del rasgo de personalidad postula que la creatividad es un elemento que todos poseemos, pero algunos la tenemos más desarrollada que otros.

La evaluación de la creatividad analiza cuatro enfoques principales: procesos, productos, personas y entornos. La evaluación de los procesos creativos se basa en pruebas psicométricas de pensamiento divergente, como las de Torrance o de Artola. La evaluación de la manifestación física de la creatividad a través de productos puede implicar el uso de cuestionarios de inventario creativo como el de Taylor. Jueces y expertos también evalúan y deciden si el producto cumple con las características originales necesarias.

La evaluación de la persona creativa es quizás la dimensión más ampliamente medida, empleando la mayor variedad de instrumentos, incluyendo escalas de personalidad, inventarios de experiencias, estilos creativos o pruebas de razonamiento. La prueba Creatrix es un ejemplo de esto último; integra dimensiones creativas cognitivas y motivacionales. Este tipo de evaluación asume como principio fundamental que no todas las personas son igualmente creativas, pero esta perspectiva no se considera socialmente aceptable en los últimos tiempos. Estas dos perspectivas se concilian aduciendo que todos somos “algo” creativos y, con el apoyo adecuado, podemos llegar a ser altamente creativos.

El entorno puede favorecer o perjudicar la creatividad según las variables situacionales. Esto es especialmente importante en ingeniería, ya que los estudios indican que pueden darse diferentes clasificaciones de creatividad al aplicar diferentes entornos y métricas al mismo problema de diseño.

En consecuencia, las pruebas utilizadas en la investigación de la creatividad deben entenderse como una medida del potencial (la probabilidad) de ser creativo, considerando que el logro creativo depende de factores adicionales no medibles por las pruebas, como el entorno, las habilidades técnicas, el conocimiento de un área, la independencia, las actitudes, la salud o la oportunidad, entre otros.

La creatividad es una competencia crucial para los ingenieros; sin embargo, es ampliamente reconocido que los estudiantes de ingeniería tienen dificultades para desarrollarla porque se centran en problemas con respuestas específicas. Los investigadores han intentado identificar las barreras en el proceso de aprendizaje examinando diversas técnicas para estimular la creatividad de los estudiantes. Otro estudio evaluó cómo profesores y estudiantes percibían la creatividad, concluyendo que los ingenieros se inclinan fuertemente por los métodos bien establecidos y las soluciones más efectivas porque la precisión y la atención al detalle son esenciales en el campo. Las estrategias elegidas son necesarias para promover la creatividad, distinguiendo dos enfoques para potenciarla: el primero implica ofrecer cursos sobre el tema, mientras que el otro busca modificar los métodos de enseñanza para fomentar el pensamiento creativo en el aula, empleando un entorno de aprendizaje creativo y la resolución de problemas como medio de aprendizaje. Una de las necesidades más importantes en la pedagogía de la ingeniería es la creación de evaluaciones que inspiren a los estudiantes a desarrollar sus habilidades creativas y a ser más conscientes de su proceso creativo. Además, los educadores deben abordar las barreras a la creatividad, como el miedo a lo desconocido, la mentoría difícil y las medidas para desarrollar las habilidades creativas en los estudiantes.

La importancia de la creatividad en ingeniería es fundamental, ya que los ingenieros son agentes de cambio y creación; su creatividad es crucial para desarrollar los conocimientos y las habilidades necesarios. La creatividad es uno de los objetivos que los ingenieros deben alcanzar, según la Accreditation Board for Engineering and Technology (ABET). Diversas herramientas de pensamiento pueden proporcionar una estructura metodológica innovadora y desarrollar la fluidez, flexibilidad y originalidad que requiere la resolución de problemas de ingeniería, como la lluvia de ideas, los mapas mentales, las analogías, el análisis morfológico, TRIZ, ASIT o USIT. El uso del aprendizaje basado en problemas (PBL) o de proyectos de diseño (POL) es la forma “natural” en que los estudiantes se forman para su profesión, desarrollando habilidades intelectuales y organizativas que les permiten concebir simultáneamente soluciones originales y útiles que promueven la creatividad funcional y pragmática. SCAMPER es un método innovador inspirado en la metodología de lluvia de ideas. Esta técnica es muy efectiva para fomentar el pensamiento lateral al generar ideas que optimizan la solución de un problema, ya sea un producto, un servicio o un proceso.

 

4 de agosto de 2025

Contextos de habla del español

 

Qué difícil es hablar el español,
porque todo lo que dices tiene otra definición.
Qué difícil entender el español,
si lo aprendes, no te muevas de región.
Canción “Qué difícil es hablar el español”,
de Juan Andrés y Nicolás Ospina, 2014.

 

Hace unos días le platicaba a mi librero de cabecera el incidente lingüístico que tuve con la colega que habla en dialecto incluyente. Me asombraba yo de esas frases incomprensibles integradas por sustantivos y adjetivos que los hablantes (y sobre todo las hablantes) vuelven “neutros” para no herir la susceptibilidad a flor de piel de algunas personas, lo que hace que para un lego aquello suene como un mensaje de Hermes Trismegisto: oscuro, enigmático e impenetrable.

Viendo mi preocupación, este señor me sugirió la lectura del libro «Manual del español incorrecto», del escritor mexicano Adrián Chávez (2024), un joven lingüista de mucho éxito en las redes sociales. He de confesar que su lectura sí que me hizo sensible a nuevas perspectivas.


Se trata de un libro de divulgación breve, divertido, que examina algunos de los mitos de la incorrección lingüística del español, sobre todo el oral, desde varias perspectivas: normativa, geográfica, cultural, estética y de poder. A través de sus ejemplos muestra con argumentos apoyados en investigaciones filológicas que no existe eso del “español incorrecto” y si, en cambio, muchos españoles en una amplia variedad de contextos socio-culturales que son tan válidos y eficientes para comunicar como la versión normativa que defienden las academias de la lengua. El paradigma que busca cambiar es la idea de que solo hay una forma correcta de hablar y escribir el español, confundiendo la lengua normada (asumida como superior) con la lengua en su totalidad, la cual abarca en realidad todas sus manifestaciones, no solo la considerada estándar, sino también las variantes geográficas y socio-culturales.

Eso fue un gancho al hígado a mi paradigma de la unicidad del español bien hablado y escrito, inculcado y machacado desde la primaria por todos los profesores que me han dado alguna clase de español (en ese entonces, de “lengua nacional”), por una abuela muy purista y luego por todo docente al que tuve que escribirle una tarea. Para cuando llegué a la carrera se había cumplido la meta de tener un español obediente de las normas del bien decir/escribir en el contexto académico. A medio camino, el paso por el Liceo Franco Mexicano me trajo las mismas exigencias e intransigencias de los profesores que me enseñaron a tener un francés “depurado”, comme il faut ! O sea que me tocó doble ración de la misma sopa normativa, solo que con distinto sazón. 

De esta lectura salen varias cosas interesantes: primero, que las lenguas cambian en el tiempo (más de lo que quisieran los señores de la RAE), a veces con mucha rapidez, y que de esos cambios brotan variantes naturales; que la lengua sigue su propio curso y en él ni todo está bien ni todo está mal, sino que hay diferencias y usos alternativos a una propuesta estándar que no tiene por qué ser ni única ni la mejor; el reconocimiento de las variantes lingüísticas y de la necesidad de adaptarse cuando se usan en sus ámbitos propios (como cuando mi colega solo habla dialecto incluyente).

Es pues un libro de y para nuestro tiempo, que defiende el reconocimiento a la otredad lingüística frente al normativismo académico; una defensa de la diferencia que vemos ocurrir en las demás esferas de la sociedad contemporánea. Ser diferente y alternativo es lo de hoy.

No obstante lo bueno que resulta este libro en su defensa de la alteridad idiomática, me queda la impresión de que su autor solo se preocupa por los lenguajes alternativos, sobre todo los del ámbito informal, aptos para la oralidad o las redes sociales, pero que deja de lado los contextos formales del idioma. Ese aspecto parece que ha perdido relevancia en tiempos recientes, y también, por supuesto, en el de la comunicación académica: en la calidad de las tareas y los proyectos escritos que entregan los alumnos universitarios. En ingeniería se requiere leer y escribir textos complejos que también tienen su protocolo lingüístico. En el mundo laboral los gerentes y directores de empresas esperan una habilidad de comunicación eficiente, precisa y especializada. Necesitamos preparar a nuestros alumnos también para ello. Y no me refiero solo a los profesores que enseñan español, sino a todos los que les toca solicitar tareas, presentaciones o proyectos en donde tienen la necesidad de impulsar el habla y la escritura formales (suponiendo, claro, que les interesa cuidarlo y que tienen la habilidad para hacerlo, porque, ¡ay!, entre algunos docentes se dan casos de manejo lingüístico iguales o peores que el de sus alumnos).

Conocí de primera mano el estudio que realizó la investigadora educativa Patricia Caratozzolo en 2019 sobre la riqueza léxica de estudiantes de ingeniería. Para sorpresa de muchos (menos de ella) se encontró que el vocabulario de los jóvenes se va reduciendo en su vida universitaria, posiblemente a menos de 800 palabras. Para tener una idea comparativa, Aurelia Vargas, investigadora filológica de la UNAM, reportó en una investigación de 2011 que un estudiante de educación media tiene un vocabulario que oscila entre 300 y 1500 palabras. Esto parece indicar que una vez que sale de la secundaria, el estudiante no necesariamente mejora su léxico y sí, en cambio, lo pierde. ¿Por qué? Entre otras cosas, Caratozzolo lo relaciona con la predominancia del habla informal, simplificada y hasta dialectal que se maneja entre los jóvenes en general y en Internet en particular, que profundiza la brecha con las estructuras verbales más ordenadas (complicadas) como las de una tarea, un reporte de un proyecto, una conversación con adultos o la lectura de un texto especializado (de su disciplina o de literatura). Yo le agregaría que tampoco hay ya muchos profesores universitarios que cuiden esto porque no lo sienten parte de su responsabilidad académica.

En cierta ocasión, un grupo de alumnos de una clase de diseño mecánico hacían la presentación final de su proyecto de un elevador de cangilones para la empresa que se los había encomendado (internacional y líder en el ramo). Estábamos presentes los profesores que tutoreamos el trabajo y dos representantes de la compañía que iban a calificar la propuesta, uno de los cuales era el gerente de producción. Para cuando llegó el momento de hablar de “las necesidades de diseño” del elevador, al estudiante que le tocó esta parte se le hizo fácil enumerarlas con el encabezado que se muestra a continuación:


Como era de esperar, todos nos asombramos de esa imagen y tanto el gerente como yo le señalamos al alumno lo poco apropiado que era su meme en una presentación formal de ingeniería. La sesión siguió su curso, pero el tono de informalidad en lo escrito y lo hablado fue la norma en ese equipo. Cuando llegó el momento de la evaluación que, repito, solo hacían los socios formadores, el gerente no quiso pasar por alto ni el estilo ni la ocurrencia y asignó la mínima calificación aprobatoria, considerando como atenuante para no reprobarlos que el diseño mecánico era apropiado y funcional. Un buen diseño mecánico se devaluó por una mala manera de presentarlo. Cuando los alumnos se enteraron de su nota, echaban espuma por la boca y usaban reproches más o menos parecidos a los que emplea Chávez para defender su derecho a la alternancia lingüística. Aprendieron de manera cruda uno de los principios del diseño revisados en la clase: que la forma es tan importante como la función.

Chávez defiende mucho la alternancia léxica del español, es muy combativo contra la postura normativa que se erige en la única válida para hablar y escribir. Ciertamente, no se es menos hablante ni menos competente cuando se utilizan variantes regionales o sociales del español. Desmitificar el lenguaje es un esfuerzo loable. Pero el autor no se da la oportunidad de reconocer la importancia de los “otros” contextos sociales más formales en los que usamos el español más allá de una conversación en Whatsapp, un video de Instagram o una situación incluyente. Hay ámbitos formales de la lengua que también son necesarios en la vida de las personas (una entrevista laboral, una presentación de negocios, la elaboración de un reporte de trabajo, la lectura de un libro, entender un contrato, impartir una conferencia, publicar un artículo) para los cuales hay que estar preparado igualmente.

Chávez menciona en su conclusión que las personas son capaces de reconocer y adaptarse a los contextos diversos de uso del español. Yo tengo mis dudas a este respecto. Creo que esto solo ocurre en la medida que esos contextos sean reconocibles, de interés para el hablante y estén entrenados también. A mí me pasa con el lenguaje incluyente, porque hasta ahora no le he dado importancia ni tengo la práctica necesaria para usarlo; y a mis alumnos les ocurre al tener que hacer sus presentaciones y entregar sus reportes de diseño. Hay que preparase para cada caso.

La diversidad lingüística del español es innegable, en el idioma se vale innovar e inventar mejores maneras de expresarse. Lo que no siempre funciona es mezclar esos modos ni pensar que la versión que uno maneja es la única válida y correcta. Hay que reconocer la importancia de los diversos contextos de habla, los informales y los formales, prepararse para ambos para priorizar lo adecuado de lo inadecuado en cada uno y garantizar que la comunicación sea exitosa. 



31 de julio de 2025

¿Uso, abuso o dependencia?

 


En el reporte 2023 de la Encuesta nacional sobre disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares, el INEGI y el IFT señalaron que en México los usuarios de Internet son predominantemente jóvenes de 12 a 17 años (92.4%), de 18 a 24 años (95.1%) y de 25 a 34 años (92.8%). De todos ellos, el 97% usa algún tipo de teléfono inteligente.

Por su parte, el informe 2025 de Uso de móviles en México de la Agencia Branch señala que los usuarios mexicanos pasan más de 7 horas diarias metidos en Internet; de entre ellos, los jóvenes de 18 a 24 años registran el promedio más alto de uso, con 5.9 horas, de las cuales más de 4 horas son de conexión desde un teléfono móvil.

Pasarse tantas horas con la nariz metida en Internet, y en especial en el teléfono móvil, ¿es uso "normal" en estos tiempos? ¿A partir de cuánto puede considerarse que la persona abusa del consumo de Internet? ¿Cuándo se puede hablar ya de adicción? ¿Cuánto tiempo es "demasiado tiempo" y según quién?

No hay respuestas concretas a esto, pero sí cada vez más jóvenes ansiosos por usar su smartphone y meterse a Internet cada dos por tres.


29 de julio de 2025

Me, et al.

 



Empezar a escribir artículos académicos es una tarea difícil que generalmente se aprende cuando se cursa un posgrado. La mención oportuna de una rica lista de referencias, que demuestre la profunidad de la investigación y que dé argumentos de base para el análisis, es la exigencia constante de los tutores de tesis o directores de investigación, sobre todo cuando el estudiante apenas comienza a andar por esos caminos. 

Pero a veces deviene un juego perverso que le encanta jugar a los tutores... y todavía más a los revisores/editores de las revistas. Y de entre ellos, pocos hay más pérfidos que los que tutorean, revisan y editan en el campo de la educación. Seguro que en alguno de los círculos del Infierno (¿el de la gula?) hay un lugarcito guardado para todos ellos.

25 de julio de 2025

Tatuajes

 



Me encantó esta imagen (créditos a quien correspondan), es una divertida muestra de la perspectiva generacional sobre un tema muy actual. Me hizo pensar que si mi madre viviera, hubiera podido hacer esto mismo en los tatuajes de su nieta.

En estos tiempos los tatuajes han ganado aceptación social como símbolos de identidad personal y autoexpresión, dos valores muy típicos de la sociedad contemporánea (los millennials son la generación que más se tatúa, según dice la comunidad de artistas del tatuaje Tattoo Masters).


22 de julio de 2025

¿Cómo dice que se dice?


 

Luego de un incidente bastante cómico en una reunión de profesores por mi falta de manejo de los eufemismos mexicanos del lenguaje incluyente, me permito compartir por aquí algunas recomendaciones que me dio la colega del episodio mencionado y otras que me encontré en Internet, para ayudar a los legos como yo a entender ciertos giros del idioma que ahora hablan algunes colegues y alumnes (😂😉) (*):

Si antes usted decía

Ahora debe decir

Los jóvenes

La juventud

Los profesores

El profesorado

Alumnos

Alumnos y alumnas, o mejor, alumnes

Alumno autista

Persona dentro del espectro autista

Niños

Niños y niñas, o mejor, niñes

Amigos

Amigues

Todos

Todes

Feo

No agraciado, incómodo visual

Persona con discapacidad

Persona con capacidades diferentes

Vendedor

Ejecutivo comercial

Criada

Empleada doméstica

Mendigo

Persona en situación de calle

La presidente

La presidenta

La juez

La jueza

Curandero

Médico naturista

Despedido del trabajo

Desvinculado

Viejo, anciano

Adulto mayor, persona de la tercera edad

Pelea

Diferencia de opiniones

Miscelánea

Tienda de conveniencia

Aborto

Prevención del embarazo

Maricón

Gay

Travesti

Persona no binaria

Tener relaciones sexuales

Ir a ver Netflix

Andar calenturiento

Estar en un apuro

(*) Hago constar que en ingeniería mecánica y mecatrónica no tenemos tan arraigados estos hábitos de lenguaje y seguimos diciendo como antes se decía; eso sí, con muchos albures, dobles sentidos y humor negro.



11 de julio de 2025

Lenguaje científico y corrección política

 

Imagen: Alberto Montt, En Dosis Diarias.

Veía yo hace unos días un divertido video satírico sobre un profesor de astrofísica que intenta dar una clase sobre la formación de los agujeros negros, pero no puede porque sus alumnos se ofenden terriblemente ya que al explicar usa términos políticamente incorrectos y no incluyentes, como agujero negro, enana blanca o estrella binaria. Aunque el sorprendido maestro se esfuerza por explicar la razón científica de esos nombres desde el punto de vista de la física, sus estudiantes terminan acusándolo de supremacista blanco y discriminatorio hacia diversos colectivos.

Esta escena, que critica con humor el extremismo de muchos de nuestros estudiantes, hondamente imbuidos de conciencia social pero con cero pensamiento crítico, es algo frecuente en las aulas de nuestros días. Habrían de ver la que se arma en mis clases cuando estudiamos los rodamientos “de bolas” o calculamos “el mamelón” de un engrane. A la mayoría le da risa (dejarían de ser ingenieros), pero nunca falta quien se incomoda por la terminología y reclama. O peor si se me escapa un “todos”, en lugar de “todos y todas” o un “ingenieros”, en lugar de “ingenieros e ingenieras”. Y esto no es nada en comparación con lo que tienen que sortear los colegas que imparten materias de economía, biología o medicina.

Como señala Noam Chomsky, las tendencias actuales sobre el lenguaje políticamente correcto han terminado por imponer una tiranía ideológica en la que la gente no es consciente de lo que está sucediendo (pero le encanta participar) y, lo peor, ni siquiera sabe que no sabe. Es una dinámica de acusaciones en contra de quienes se permiten llamar a las cosas tal y como son y que imponen un freno a la expresión para forzar una sola verdad. Es, como dice el periodista Luis Cárdenas, “el discurso domesticado, donde la incomodidad –esa chispa que a veces abre los ojos- se considera violencia”. Nuestros alumnos castigan la incorrección política del profesor, aunque diga una verdad, en aras de una expresión suavecita que no ofenda a nadie o que evite hacernos conscientes de una realidad, aunque pueda ocultar una mentira… o peor, comprometer la claridad y precisión de un concepto que se está aprendiendo en clase.

¿Es mucho pedir que el estudiante universitario tenga la madurez emocional y la capacidad intelectual para oír llamar al pan, pan, y al vino, vino, sin escandalizarse? ¿Para escuchar un concepto o una opinión distinta de sus convicciones sin ofenderse ni considerarlo un ataque personal? Richard Dawkins alega que este tipo de estudiantes en realidad no está listo para ir a la universidad, espacio natural para la expresión del pensamiento y la confrontación de ideas, que no siempre son las nuestras, pero que precisamente por eso necesitan escucharse.

Por el momento, no parece que esta situación vaya a cambiar (al menos mientras sigan llegando a la universidad los integrantes de la Generación Z). ¿Qué hacer entonces?

Recuperar para el aula universitaria el lenguaje de la inteligencia, con precisión y profundidad, y por qué no, con humor e ironía, aunque sin caer en abusos ni burlas, por supuesto. Porque exigir corrección política del lenguaje sin un pensamiento crítico que lo ilumine es solo censurar.

"Sin un discurso libre no hay verdadero pensamiento" (Jordan Peterson), y sin verdadero pensamiento no hay universidad.


6 de julio de 2025

Pizzería del Bienestar

 

Los recientes –y lamentables- cambios declarados por el gobierno mexicano para la creación de la cédula de identidad con todos los datos biométricos del ciudadano (CURP Biométrica) implican que tal identificación será requerida de manera obligatoria para cualquier trámite público o privado que realice la persona (compras, salud, banca, fiscal, transporte, educación, telecomunicaciones), todo lo cual quedará registrado en una Plataforma Única de Identidad que podrá ser consultada por cualquier instancia gubernamental, incluida, por supuesto, la militar.

Es un sistema de control que permite vigilar estrechamente la actividad de cualquier ciudadano (incluso menor de edad) sin necesidad de orden judicial. Es la materialización del Gran Hermano de Orwell en su novela “1984”.

Con esto, se podrá dar en la vida real del mexicano la situación de aquel chiste de la “Pizzaría Google”, solo que ahora no solo será Google quien sepa todo sobre ti…

 

En un futuro no muy lejano...

-- ¡Pizzería del Bienestar, buenas noches!

-- Ah, discúlpeme... marqué mal...

-- No señor, marcó bien. El Gobierno supervisa las compras en Pizza Hut y ahora el servicio es más completo.

-- ¿Sí?, bueno... entonces anote mi pedido, por favor...

-- ¿Lo mismo de siempre?

-- ¿Y usted cómo sabe lo que pido yo?

-- Tenemos un identificador de llamadas. Según su calle y su número de departamento las últimas 25 veces que llamó usted ordenó una napolitana grande con jamón.

-- ¡Vaya, no me había dado cuenta! Sí, esa quiero...

-- ¿Me permite sugerirle una pizza sin sal, con ricota, broccoli y tomate seco?

-- ¡No! Detesto las verduras.

-- Su colesterol no es bueno, señor.

-- ¿Y usted cómo sabe?

-- Cruzamos datos con el IMSS y tenemos los resultados de sus últimos 7 análisis de sangre. Acá me sale que sus triglicéridos tienen un valor de 180 mg/DL y su LDL es de...

-- ¡Basta, basta! ¡Quiero la napolitana! ¡Yo tomo mi medicamento!

-- Perdón, señor, pero según nuestra base de datos no lo toma regularmente. La última caja de Lipitor de 30 comprimidos que usted compró en Farmacias Similares fue el pasado 2 de noviembre a las 3:26 p.m.

-- ¡Pero compré más en otra farmacia!

-- Los datos de sus consumos con tarjeta de crédito no lo demuestran. Usted tiene el hábito de comprar su medicamento en una farmacia que le ofrece descuentos si paga con tarjeta de crédito del Banco Azteca. Tenemos una base de datos de sus gastos con la tarjeta, hace 3 meses no ha comprado nada allí, pero sí la utiliza en otros comercios, lo cual nos indica que no la ha extraviado.

-- ¡Pagué en efectivo!

-- No podría pagar en efectivo. Aquí me sale que...

-- ¡Tengo otra fuente de ingresos!

-- Su última declaración de ingresos no lo demuestra. No queremos que tenga problemas con el SAT señor...

-- ¡Ya no quiero nada! ¡Cancele mi pizza!

-- Perdón, señor, sólo queremos ayudarlo.

-- ¿Ayudarme? ¡Estoy harto de su Plataforma, las bases de datos y la falta de privacidad! ¡Me voy a ir a una isla sin Internet, computadoras, telefonía celular ni gente vigilándome todo el tiempo!

-- Entiendo, señor...

-- Voy a usar mi tarjeta de crédito por última vez para comprar un boleto de avión y largarme bien lejos.

-- Comprendo, señor.. pero aquí me sale que su pasaporte está vencido desde hace 5 meses...


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