El B-Learning combina el trabajo virtual con el presencial, los recursos de Internet y las TIC con los del salón de clase, el trabajo autodidacta con la presencia del docente. Su diseño instruccional incluye estrategias combinadas que aprovechan a las TIC como reforzamiento de la presencialidad (Stacey y Gerbic, 2007). El espacio virtual adquiere un carácter tutorial. En un ambiente de aprendizaje combinado, los alumnos se sienten seguros al usar recursos tradicionales como el pizarrón, proyector, material de lectura impreso en combinación con recursos informáticos como web, chats, e-mail.
Hay una cierta dependencia del estudiante hacia el docente y la construcción de su aprendizaje no siempre es del todo independiente. Por ello, el B-Learning resulta muy eficaz cuando se le dirige a individuos encaminados hacia los resultados, que tienen iniciativa hacia el autoaprendizaje pero que también requieren ser conducidos, o bien para aquellos estudiantes que tienen una baja capacidad de autoregulación y un aprendizaje totalmente en línea (E-Learning) no les resultaría adecuado (Lozano y Burgos, 2007).
Por su parte el profesor requiere preparar material de muy diversas naturalezas: exposición oral, lecturas en libros, recursos web, foros de discusión, instrumentos de evaluación en papel o electrónicos, etc. La base de su labor es el contacto cara a cara con el alumno pues él guía su aprendizaje. Por ello, Onrubia (2008) le atribuye gran importancia a la relación alumno-contenidos-profesor en el aprendizaje combinado ya que hay una gran actividad conjunta en torno a las tareas de enseñanza-aprendizaje en los entornos virtuales que hacen que docente y educandos actúen el uno para el otro y entre sí, lo que le da un alto valor a las participaciones tanto presenciales como virtuales.
Bartolomé (2004) menciona que el concepto de aprendizaje combinado sigue una tendencia del campo de la psicología de la educación que destaca el término “aprendizaje” frente al de “enseñanza”: el profesor puede diseñar los medios y métodos de enseñanza tanto para el salón de clases como para actividades a distancia, pero el acento de todo el proceso está en el estudiante, quien debe ser el constructor de su propio “aprendizaje”, ya que éste es una actividad interna propia del educando, aunque sí puede ser facilitado y orientado por un profesor/tutor.
Así, para Bartolomé (2004) y para Kim, Bonk y Oh (2008), el enfoque pedagógico del B-Learning combina las teorías de aprendizaje de: a) conductismo, donde el aprendizaje se refiere a la posibilidad de observar cambios externos y tangibles en la conducta de las personas, como resolver un problema matemático o saber operar un mecanismo; b) cognitivismo, donde el aprendizaje es un cambio interno en los procesos de pensamiento del aprendiz, cosa que no puede ser observable, pero sí sus consecuencias, como recordar cosas, encontrar relaciones causa-efecto u operar un software; y c) constructivismo, que afirma que el conocimiento es un proceso mental que cada individuo construye para sí mismo día con día de acuerdo a sus necesidades y a su interacción con el entorno para producir un aprendizaje significativo, que puede ir apoyado o no de la tecnología (Ormrond, 2008).
Inclusive se resalta el aspecto humanista de este tipo de aprendizaje, pues suele poner atención al contacto personal, a las diferencias individuales, a las destrezas interpersonales para el trabajo colaborativo y a la elección de los diferentes diseños multimedia en función de los objetivos educativos que se pretenden lograr. Por consiguiente, se puede afirmar que el B-Learning no es un modelo de aprendizaje basado en una teoría general sino en la aplicación de un pensamiento compuesto de elementos y estilos de carácter diverso y más bien práctico.
Hay una cierta dependencia del estudiante hacia el docente y la construcción de su aprendizaje no siempre es del todo independiente. Por ello, el B-Learning resulta muy eficaz cuando se le dirige a individuos encaminados hacia los resultados, que tienen iniciativa hacia el autoaprendizaje pero que también requieren ser conducidos, o bien para aquellos estudiantes que tienen una baja capacidad de autoregulación y un aprendizaje totalmente en línea (E-Learning) no les resultaría adecuado (Lozano y Burgos, 2007).
Por su parte el profesor requiere preparar material de muy diversas naturalezas: exposición oral, lecturas en libros, recursos web, foros de discusión, instrumentos de evaluación en papel o electrónicos, etc. La base de su labor es el contacto cara a cara con el alumno pues él guía su aprendizaje. Por ello, Onrubia (2008) le atribuye gran importancia a la relación alumno-contenidos-profesor en el aprendizaje combinado ya que hay una gran actividad conjunta en torno a las tareas de enseñanza-aprendizaje en los entornos virtuales que hacen que docente y educandos actúen el uno para el otro y entre sí, lo que le da un alto valor a las participaciones tanto presenciales como virtuales.
Bartolomé (2004) menciona que el concepto de aprendizaje combinado sigue una tendencia del campo de la psicología de la educación que destaca el término “aprendizaje” frente al de “enseñanza”: el profesor puede diseñar los medios y métodos de enseñanza tanto para el salón de clases como para actividades a distancia, pero el acento de todo el proceso está en el estudiante, quien debe ser el constructor de su propio “aprendizaje”, ya que éste es una actividad interna propia del educando, aunque sí puede ser facilitado y orientado por un profesor/tutor.
Así, para Bartolomé (2004) y para Kim, Bonk y Oh (2008), el enfoque pedagógico del B-Learning combina las teorías de aprendizaje de: a) conductismo, donde el aprendizaje se refiere a la posibilidad de observar cambios externos y tangibles en la conducta de las personas, como resolver un problema matemático o saber operar un mecanismo; b) cognitivismo, donde el aprendizaje es un cambio interno en los procesos de pensamiento del aprendiz, cosa que no puede ser observable, pero sí sus consecuencias, como recordar cosas, encontrar relaciones causa-efecto u operar un software; y c) constructivismo, que afirma que el conocimiento es un proceso mental que cada individuo construye para sí mismo día con día de acuerdo a sus necesidades y a su interacción con el entorno para producir un aprendizaje significativo, que puede ir apoyado o no de la tecnología (Ormrond, 2008).
Inclusive se resalta el aspecto humanista de este tipo de aprendizaje, pues suele poner atención al contacto personal, a las diferencias individuales, a las destrezas interpersonales para el trabajo colaborativo y a la elección de los diferentes diseños multimedia en función de los objetivos educativos que se pretenden lograr. Por consiguiente, se puede afirmar que el B-Learning no es un modelo de aprendizaje basado en una teoría general sino en la aplicación de un pensamiento compuesto de elementos y estilos de carácter diverso y más bien práctico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario