Percibida desde
un punto de vista teleológico, la educación es un proceso socializador con un fin
específico en el que se cuestiona sobre el qué, el porqué y el para qué de la
educación; para saber qué se quiere lograr con ella. El referente antropológico
es esencial, pues no hay acto educativo sin valoración social, histórica,
cultural o geográfica, sin embargo todavía no existe un referente común
universal en este sentido; se pueden llegar a algunos consensos del cómo
educar, pero no en el para qué, en donde el pluralismo antropológico determina
las respuestas.
Lo anterior se
confirma en el entendimiento de que las teorías esencialistas se mueven en
torno a un concepto de persona ejemplar que debe ser imitado para alcanzar la
plenitud; consecuentemente, la educación es la misma para todos los educandos,
sin importar edad, género, lengua o lugar y en ella se enfatizará el anhelo de
perfeccionamiento sin tolerar desvíos ontológicos ni axiológicos.En cambio, las
pedagogías de la existencia considera que el hombre no está dado de antemano,
sino que él mismo debe construirse a medida que camina; esta autoconstrucción
puede ser: liberal, privilegiando al individuo; socialista, enfatizando la dimensión
social del ser humano; o incluso existencialista, la cual subraya que el ser
humano está determinado por la experiencia adquirida a lo largo desu existencia,mismas
que se acumulan en el inconsciente.
Estas dos
corrientes perfilan dos maneras de entender la educación, una es la manera esencial
que tiene como fin un modelo de hombre (en la esfera metafísica, histórica y
biológica social) y otra existencial, que parte de hechos dados en la más
inmediata cotidianidad. En el postmodernismo se pierden las grandes doctrinas
que guían como faros en la oscuridad, se valoran las historias individuales, lo
importante es ser lo que uno desee. Así, la enseñanza se individualiza,
enfatizando irónicamente con ello, la esencia humana y preocupándose por un modelo de ser
humano.
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