4 de noviembre de 2025

Networking universitario

 


Las universidades mejor rankeadas de México (como la UNAM, el Tec de Monterrey o el ITAM) tienen un impacto significativo en las relaciones profesionales de sus alumnos y graduados, no solo a través de la formación académica, que suele ser bastante buena, sino también al actuar como plataforma para establecer contactos sociales valiosos y duraderos. Estudiar en una de estas instituciones puede facilitar la creación de una red de relaciones personales provechosas en lo social y lo profesional que pueden impulsar de manera beneficiosa la carrera de un egresado.

Al atraer predominantemente a estudiantes de entornos socioeconómicos solventes y a alumnos becados de alto potencial, en estas universidades se crean redes de contactos (networking) que pueden incluir a futuros líderes empresariales y políticos. Lazos que se enriquecen con las sociedades de exalumnos, que en estas instituciones suelen ser muy sólidas y activas, brindando un apoyo que se extiende mucho más allá del campo profesional o de la graduación, brindando oportunidades de interactuar de cerca con expertos y profesionales de renombre, lo que trae consigo oportunidades únicas de orientación y conexiones profesionales valiosas.

Recuérdese como ejemplo notorio el caso del presidente Miguel Alemán, quien durante su etapa universitaria construyó una red de relaciones que con el tiempo se conocería como el “Grupo de la Universidad”, que fue fundamental para el ascenso político y económico de sus integrantes, como Manuel Gual Vidal (creador del INBAL), Ramón Beteta (figura clave del “milagro mexicano”) o Antonio Carrillo Flores (impulsor de la economía). La UNAM lleva tiempo siendo el centro de la formación de las élites políticas, así como el ITAM lo es para las económicas y el Tec de Monterrey para las empresariales.

Y aunque el mundo laboral es cada vez más competitivo y feroz, el hecho de graduarse de una de estas universidades puede aumentar la credibilidad y la visibilidad profesional de una persona. El prestigio de la institución ayuda a abrir puertas y a facilitar el acceso a eventos y comunidades que no están al alcance de todo el mundo. Además, estas universidades mantienen vínculos estrechos con empresarios y líderes de los sectores productivo, financiero, de negocios o de tecnología, lo que se traduce en oportunidades y ofertas exclusivas para sus estudiantes y egresados.

Aunque estudiar en una universidad altamente rankeada ofrece muchas ventajas para el posicionamiento social y profesional, es importante hacer notar que por sí solas dichas ventajas no garantizan el éxito, pues éste depende igualmente –y en la misma medida- del esfuerzo individual y las habilidades personales del graduado. El “networking” estriba también en la capacidad de la persona para construir y mantener relaciones sociales significativas. ¿Cómo? Participando en ferias, conferencias, reuniones con exalumnos, y sobre todo, colaborando en proyectos: ofrecer ayuda y conocimientos retribuye fortaleciendo las relaciones, generando confianza y facilitando el acceso a oportunidades cada vez mejores.

Este aspecto de las redes de influencia no siempre suele ser tomado en cuenta al momento de escoger universidad. Cuando un joven tiene que tomar esta decisión, generalmente privilegia factores personales (interés, vocación, ambiente), académicos (oferta, modalidad, calidad, reputación) y financieros (costos, becas, proyección laboral). Los padres de familia de nivel socioeconómico solvente pueden pagar las universidades mejor rankeadas (frecuentemente son en las que ellos mismos estudiaron), no solo por cuestiones de nivel educativo, sino por las posibilidades laborales para sus hijos, que incluyen las redes profesionales que ellos mismos ya han tenido la experiencia de aprovechar. Pero un progenitor que no ha tenido esta vivencia difícilmente podrá tomarla en cuenta al aconsejar a su hijo.

El networking profesional en la universidad es crucial para el desarrollo de una carrera, ya que permite construir relaciones que abren puertas laborales, promueven el crecimiento personal y profesional, y facilitan el acceso a recursos y oportunidades que no están al alcance de todos.


30 de octubre de 2025

Que te mantenga el gobierno II


Apenas un día después de la nota de Pascal Beltrán del Río en Excelsior sobre la esperanza de sostenimiento del mexicano con becas gubernamentales, aparece en El Universal otra sobre el mismo tema del periodista Antonio Hernández (*), quien, con entrevistas a la directora de México, ¿cómo vamos? y con información de la consultora Vanguard, proporciona datos duros y crudos sobre la esperanza del mexicano de vivir de programas sociales en la vejez. Y yo añadiría, desde su madurez, y si se puede, desde su juventud.

Según estas agencias, en su reciente investigación (2024) encontraron que 7 de cada 10 entrevistados espera vivir de algún programa social del gobierno. Es decir, que si la muestra es representativa y confiable, el 70% de los mexicanos espera que lo mantengan. Esto es tremendo. Si ya los programas de pensiones se comen el 6% del PIB, es harto difícil imaginar de dónde más va a salir el dinero para aumentar esta oferta conforme crece la población. Máxime cuando no se hacen mejoras en empleo o vivienda ni se invierte en la planta productiva o su infraestructura.

A esto hay que agregar que, según datos del INEGI, el 54.5% de la gente en edad laboral se encuentra en la informalidad, y por tanto, sin pagar IMSS ni Afores, ya no digamos impuestos, ¿De dónde, entonces, va a salir el dinero que todas estas personas, que no cooperan para su ahorro, esperan recibir? Es algo que ni saben ni les importa. Solo esperan recibir "su lana".

Los ingresos del mexicano promedio dan poco margen para el ahorro de inversión (vivienda) o de previsión (salud y retiro); a esto añádase la falta de planes para el desarrollo del empleo, la falta de educación financiera y la desconfianza en las instituciones bancarias y se tendrá un coctel preocupante.

El futuro es incierto. En tanto al Gobierno morenista solo le preocupe mantenerse en el poder con base en pagos clientelares a costa de las finanzas del Estado, estaremos condenados a una crisis social y financiera tarde o temprano.

Un retiro digno se construye; y hay que empezar joven. Esperar que otros se hagan cargo de nuestra responsabilidad es ingenuo y muy imprudente.


(*) Antonio Hernández, Mayoría de mexicanos piensa que vivirá de los programas sociales en su vejez, revela estudio. El Universal, 30 de octubre de 2025.

29 de octubre de 2025

Que te mantenga el gobierno

El día de hoy el periodista Pascal Beltrán del Río publicó en su columna “Bitácora del director” del periódico capitalino Excelsior una reflexión harto preocupante sobre la mala salud financiera del mexicano promedio y su loca esperanza de que el Gobierno se la resuelva cuando le toque una de las muchas “ayudas de sostenimiento” con las que el partido morenista sufraga su permanencia en el poder.


Ahora todos esperan, literalmente, que los mantenga el Gobierno: becas para estudiar desde jardín de niños hasta universidad, apoyos para la tercera edad, para mujeres, para ninis, para madres que trabajan… todo un abanico asistencial al que todos (o casi) quieren adherirse, sin importar la clase social. Lo veo ocurrir entre familiares y amigos; incluso conozco a una señora que vive en un lujoso departamento de Tecamachalco que solicitó y obtuvo su apoyo de "mujeres del bienestar".

El previsible agotamiento de los recursos gubernamentales, la falta de ahorro, de educación y previsión, el uso de créditos caros para el consumo, la imposibilidad de tener un fondo de emergencias... todo contribuye para pintar un negro futuro no muy lejano, por cierto (quizás al final del presente sexenio). El mexicano promedio del siglo XXI, y muy especialmente el millennial, vive al día, sin margen de maniobra para afrontar imprevistos, con un gran estrés financiero y con bajas posibilidades de estar preparado para lo que se le avecina. Es, como dice Beltrán, una "bomba de tiempo social" que ya está en cuenta regresiva.
 

A continuación me permito reproducir la columna:

México enfrenta una transición demográfica acelerada que, combinada con una baja educación y salud financiera de la población, está configurando una auténtica bomba de tiempo social.

Los datos oficiales del INEGI sobre inclusión y salud financieras, así como las proyecciones poblacionales, demuestran que, como sociedad y Estado, estamos fallando en la preparación para el gran reto del envejecimiento.

El primer campanazo es ineludible: la población de 60 años o más crece a un ritmo de más de medio millón de personas cada año. Esta tendencia es tan marcada que, para el año 2030, se proyecta que el número de adultos mayores superará al de jóvenes en el país. El bono demográfico se agota, pero el colchón financiero para amortiguar este cambio está prácticamente ausente.

Las encuestas nacionales de Inclusión Financiera (ENIF) y de Salud Financiera (ENSAFI) del INEGI —en las que reparé, gracias a la recomendación del financiero José Antonio Ezquerra— arrojan cifras que evidencian esta falta de previsión. El mexicano promedio no sólo está mal preparado, sino que vive con la ilusión de que el gobierno resolverá su futuro.

En apenas tres años, el porcentaje de mexicanos que piensa solventar sus gastos en la vejez con subsidios se disparó de 57.2 a 68.2 por ciento (entre 2021 y 2024). A esto se suma que un alarmante 43.8% espera cubrirlos con dinero de familiares.

La falta de preparación individual se refleja en la escasa penetración de instrumentos de previsión. Aunque se observa un ligero aumento en el tiempo, sólo 63% de la población de 18 a 70 años cuenta con una cuenta de ahorro formal. La situación del crédito es igualmente precaria: únicamente 37.3% tiene algún tipo de crédito. De este grupo, la mayoría (22.6%) utiliza una tarjeta departamental, que representa el crédito más caro y menos productivo del mercado, mientras que sólo 5.6% tiene acceso a un crédito de vivienda, la forma de deuda más barata que además genera un activo patrimonial.

El panorama se oscurece al mirar los mecanismos de protección: sólo 22.9% de los mexicanos tiene algún tipo de seguro, y de éstos, una minoría (apenas 7.5%) cuenta con un seguro de gastos médicos, esencial para enfrentar los riesgos de salud en la vejez. Respecto al ahorro para el retiro, apenas 42.2% de los mexicanos cuenta con una afore, pero el compromiso para robustecerla es casi nulo: en 2024, únicamente 8.6% de los afiliados realizó una aportación voluntaria.

Todos estos datos convergen en la cruda realidad de una población que vive al día y con un profundo estrés financiero. A 45.9% de los mexicanos de 18 años y más nunca o casi nunca le sobra dinero a final de mes. La fragilidad es palpable: 45.4% tiene preocupación de tener que gastar en imprevistos, una cifra que ilustra el alto nivel de ansiedad financiera. Los efectos son profundos: 48.4% de los mexicanos están muy preocupados por la acumulación de deudas, y esta angustia se traduce en estrés financiero, que se refleja con afectaciones fisiológicas o psicológicas. La consecuencia directa es que 34.6% de los mexicanos carece de la capacidad de hacer frente a un gasto o imprevisto importante.

Lo más preocupante es el pesimismo sobre la propia capacidad. Sólo cuatro de cada 10 mexicanos tienen confianza en sus habilidades para administrar su dinero día a día, y apenas uno de cada cuatro para planificar su futuro financiero. Los datos de INEGI revelan que más de la mitad de los mexicanos (52.7%) siente que sus ahorros son insuficientes.

Los datos de la ENIF y la ENSAFI son un llamado de atención urgente. Revelan que un alto porcentaje de mexicanos de entre 18 y 70 años no se está preparando, ni tiene las herramientas ni la resiliencia para enfrentar su futuro. Es indispensable que el gobierno deje de fomentar un asistencialismo que genera dependencia y, en su lugar, implemente una política de educación financiera agresiva que fomente el ahorro formal, el uso inteligente del crédito, la previsión en salud y la responsabilidad individual ante el retiro, antes de que esta bomba demográfica y financiera estalle.

Pascal Beltrán del Río, Bitácora del director: Bomba de tiempo social y espejismo del bienestar. Excelsior, 29 de octubre de 2025.

22 de octubre de 2025

Administrar el tiempo

 

Pasó por mi TL esta estupenda infografía llena de tips útiles y sencillos para hacer una buena gestión del tiempo, no solo en el trabajo, sino en la vida cotidiana: